'Sola', película realizada por gaditanos y apuesta de cine de autor de altura
Crítica de cine
El director portuense José Manuel Rebollo presenta su opera prima en el Muñoz Seca de El Puerto
“Mi obra pone sobre la mesa temas tabú, como la depresión y el suicidio”
'Sola'
Película: 'Sola'.
Dirección: José Manuel Rebollo.
Producción: Paracón producciones.
El pasado miércoles se hizo la presentación oficial de la película 'Sola', del director portuense José Manuel Rebollo, dentro del ciclo de cine Cinemateca que se lleva a cabo en el teatro Muñoz Seca esta primavera. Una tarde inolvidable con el recinto completo y al que asistieron parte del elenco y miembros del equipo.
El acto comenzó con una breve presentación del propio director y de algunos participantes y tras la proyección se pudo hacer un pequeño coloquio que matizó muchos de los secretos de la producción. Desde que Rebollo abrió fronteras con sus primeros trabajos en el Notodofilm Festival ha ido preparando una ópera prima en la que ha querido hacer una búsqueda de las verdades que ha ido acumulando en sus cortos para conseguir plasmar en este largo una forma muy peculiar de contar una historia. 'Sola' consagra a José Manuel Rebollo como director de actores y actrices, como fiel ojo avizor de cámara y como buen gerente de emociones.
El tema que aborda es muy particular. La salud mental, el análisis de la personalidad, la vida y la muerte. Y lo hace desde una visión muy personal, que ya ha tratado en anteriores trabajos, con la intención de mezclar el drama con el terror aderezado con pizcas de comedia. En este caso, el trabajo final denota que desde los primeros pasos de la preproducción se han cuidado los detalles al máximo.
El guion está enraizado de tal manera que traduce perfectamente las intenciones del conflicto central dramatúrgico. Un guion que encierra perfectamente el mensaje del film. El apartado técnico destaca sobre el resto al crear un ambiente visual y sonoro perfecto y el montaje acierta con los planos para dotar de sentido la historia para el nivel de transmisión que se quiere ofrecer.
El color, entresacado de las líneas de etalonaje de perfiles vanguardistas, recuerdan a las líneas misteriosas y oscurantistas de Kubrick o a el neorrealismo italiano de finales de siglo XX, donde el contraste de luces se ha cuidado para dotar de profundidad los planos y de arma emocional arrojadiza al espectador. La iluminación consigue crear profundidad de plano y el trabajo de ambientación del departamento de arte en la casa da, en todo momento, sentido a las secuencias dentro de un marco emocional definido.
La película comienza abriendo las puertas a la presentación del personaje principal y poco a poco van incluyéndose el resto, haciendo guiños al cine de Amenábar y dejando claro que los silencios juegan a ser protagonistas. El ritmo, desde la dirección, se hace muy particular y los planos emocionales se remarcan verbalmente en muchos casos a pesar del lenguaje propio de la cámara. La decisión de colocación de cámara, movimientos y planos juega con muchos criterios. Los planos tienen continuidad y las transiciones están logradas.
No hay abuso excesivo de planos básicos o sin búsqueda de originalidad y muchos se mantienen en el tiempo en el engranaje de la creación de cada personaje. Los primeros planos dibujan con delicadeza el subtexto de cada personaje de manera íntima con una profundidad de campo muy lograda y una nitidez técnica, mientras que los planos generales encierran con mesura la descripción mínima que se busca para situar la acción. En ellos los angulares son protagonistas indirectos de la energía del momento y las diferentes secuencias se engranan con sentido y uniformidad. Se arriesga, en ocasiones, a planos cenitales del patio de la casa, que fotográficamente aportan mucho y se añaden también picados, contrapicados o planos secuencias en determinados momentos que dotan de verdad las escenas más tenebrosas.
Si hubiera que situar el film dentro de cánones audiovisuales podríamos hablar de un cine simbólico, donde todos los planos buscan ese proceso mental estructurado que le dota de un significado para el director y hace preguntas al espectador, porque están trabajados para ello y apoyados sobre un buen guion. Simbolismo que aparece y desaparece para hacer más protagonista al nudo argumental.
A destacar también el departamento de vestuario y maquillaje con una cuidada selección de registros emocionales, el sonido conseguido en la posproducción y una banda sonora muy especial que en todo momento acompaña a la intencionalidad de las acciones.
La película consigue una percepción sensible de una realidad. Con ello se está haciendo cine. El director es capaz de crear con una manera muy especial de concebir lo cinematográfico. Escribe poesía. Fotografía con silencios. Redacta memoriales. Pero sobre todo es una forma de dirigir que entronca con las raíces del cine de autor que tan necesarias son. Habla con la cámara, compone con planos que digan algo, que transmitan verdad que, en definitiva, es el caldo de cultivo de sus historias.
Las felicitaciones hay que hacerlas llegar a todo el equipo. Un equipo de la mayoría de ciudades y pueblos de la provincia y con financiación propia. Apuestas como éstas son necesarias para que el cine siga vivo. Más cuando se trata de un trabajo de la provincia, donde hay grandes profesionales, gente muy formada y con muchas ganas. El apoyo de las instituciones debería ser mayor, sin olvidarnos de mencionar el esfuerzo que hace la Asociación de la Comunidad Audiovisual de la provincia de Cádiz por visibilizar y hacer crecer el cine en todos sus aspectos.
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