Sobre la construcción del palacio de Ponce de León ( y III)

Pretérito perfecto

Jerez/FRENTE al apego a la tradición gótica del patio, el ventanal esquinado es una obra totalmente moderna, sin ningún tipo de concesión a la arquitectura jerezana anterior. La ventana está situada en una esquina, siendo su distribución simétrica a ambos lados. Está ubicada sobre un entablamento, cuyo arquitrabe presenta en el extremo izquierdo una ménsula formada por dos seres fantásticos enfrentados, que sostienen una cartela en la que está escrita la fecha de 1537. Estos seres tienen la parte superior del cuerpo humano y la inferior formada por un roleo, mientras que en el extremo izquierdo los seres se dan la espalda y hacen de atlantes, quedando entre ambos una cartela con un mascarón. En el centro del arquitrabe hay dos inscripciones. La del lado derecho es una cita del Eclesiastés y reza:

VANITAS VANITATV

VM ET OMNIA VANITAS

Y la del lado izquierdo:

OMNIA PRETEREVNT

PRETER AMARE DEVM(1)

Sobre este arquitrabe hallamos una banda de gotas, y sobre él un friso en cuyo centro se alternan dos ángeles y tres blasones, de izquierda a derecha son Villavicencio-Zurita, Ponce de León y de la Cueva. En los extremos de este friso y a modo de basamento de los balaustres del cuerpo superior, dos cuadros enmarcan una suerte de columna, formada la del extremo derecho por un querubín, que hace las veces de atlante y sostiene elementos relacionados con la guerra, sobre cuya cabeza hallamos una especie de capitel formado por el busto de una mujer con los brazos abiertos, flanqueada por dos querubines y guirnaldas. El del extremo izquierdo es muy similar, si bien hay dos querubines que flanquean un grutesco, elemento que hace la función sustentante de la columna. Sobre este friso encontramos una cornisa decorada con ovas y sobre ella la ventana propiamente dicha.

El vano doble queda enmarcado por un arco de medio punto cuya rosca está decorada con grutescos, al igual que las pilastras corintias sobre las que apea. Las mismas pilastras tienen adosadas dos columnillas corintias, en las que apean los arcos que conforman los vanos, separados por una columna idéntica. Los citados arcos son levemente rampantes, quizás para dar a los que la observan desde la calle la sensación de que son de medio punto, y tienen el intradós decorado con cabezas de querubines que alternan con rosas. En el espacio que queda entre los arcos que forman los vanos y el arco superior, se incluye en cada uno de los lados un tondo bordeado por una guirnalda, presentando el del lado derecho una cabeza femenina y el del lado izquierdo una masculina. El conjunto de la ventana queda flanqueado por dos columnas abalaustradas que sostienen un entablamento cuyo friso está decorado con tres bandas de cuentas y dentículos, el friso con una suerte de lucha entre amorcillos que cabalgan seres fantásticos y seres barbados, y la cornisa con bandas de ovas y dentículos. En las enjutas del arco mayor encontramos otros dos tondos bordeados por guirnaldas y sostenidos por sirenos, representando el del lado izquierdo una figura masculina y el del derecho una femenina. Tradicionalmente se sostiene que estos dos tondos representan a Francisco Ponce de León y María de la Cueva(2), por lo que los otros dos tondos situados algo más abajo podrían representar a Dido y Eneas si el programa iconográfico es similar al del patio del jerezano palacio de Camporreal.

El ventanal analizado supuso una novedad en el ámbito artístico de la ciudad. De hecho, se trata de uno de los primeros elementos plenamente renacentistas, tal vez el primero, que apareció en las calles de Jerez. Fernando Álvarez era un maestro cantero que provenía de la tradición gótica, tal y como había demostrado en la obra del castillo de Bornos, o en el propio patio del palacio de Ponce de León. Sin embargo, las exigencias del comitente le hicieron adoptar un nuevo lenguaje, que mezcla el Renacimiento decorativista proveniente del norte de Italia, que fue tan del gusto en la España de las primeras décadas del XVI con un elemento constructivo proveniente de Flandes(3), como era el ventanal en esquina. Este tipo de vano gozó de mucha popularidad durante el XVI en algunas regiones españolas como Castilla y Extremadura, desde donde dio el salto a América. No obstante, el ventanal esquinado durante el XVI fue un elemento extraño a la Baja Andalucía y, de hecho, el ventanal de Ponce de León es el caso de más prestancia que conocemos, llegando a tener influencia en la propia ciudad, como se comprueba en el balcón esquinado del Palacio Dávila, construido a finales del XVI.

Las dificultades técnicas con las que se encontró el maestro a la hora de llevar a cabo esta obra quedan de manifiesto en el contrato de compra de cantería, ya que en él apenas se demandan formatos concretos, sino que el cantero se pliega a la demanda de Álvarez, quien a su vez solicitaría la piedra según fuese interpretando la traza de lo que había de construir. El único formato que queda especificado en el citado contrato es la tableta, corte aplanado que se utilizó para la cornisa, elemento que ya estaba presente, si bien con otra ornamentación, en la tradición constructiva medieval.

Queda sin resolver el problema de la autoría de la traza de la ventana esquinada de Ponce de León. En el patio hallamos elementos de épocas anteriores, como los arcos peraltados enmarcados por alfiz y los bestiarios, pero tanto las columnas, como el conjunto completo del ventanal esquinado, escapan por completo de los modelos de la arquitectura local de las primeras décadas del XVI. Lo sencillo sería pensar que un arquitecto de ideas renovadoras proporcionó la traza a Fernando Álvarez y éste la llevó a cabo. El único que podría haber hecho en este momento en la Baja Andalucía era Martín de Gaínza, maestro mayor del Arzobispado de Sevilla que giraba visita periódica a Jerez para supervisar las obras de San Miguel. Sin embargo, puede que el modelo para construir la obra se debiese al propio Álvarez, quien habría interpretado las estampas y grabados que llegaban de Italia hasta crear una obra totalmente innovadora. Pero también la traza pudo deberse al propio Álvarez, quien conoció de primera mano otras obras que incluyesen esos motivos decorativos, en especial las Casas Capitulares de Sevilla, pues de lo contrario no se entiende la influencia de este edificio en su obra, en especial en la fachada del palacio Riquelme. Desconocemos lo que sucedió con la vida de Fernando Álvarez entre 1524 y 1533, por lo que es posible que en esos nueve años trabajase en otros lugares en los que habría conocido diferentes experiencias estéticas y otra manera de entender la arquitectura, como demuestra el ventanal esquinado. Es algo que de momento queda en la duda. Lo que no admite discusión es que a partir de ese momento Fernando Álvarez va a utilizar el lenguaje renacentista en muchas de sus obras, principalmente portadas y otros elementos decorativos, combinándolo con soluciones constructivas góticas, en especial con bóvedas de crucería.

NOTAS

1. La inscripción ha sido traducida como Todo perece excepto el amor de Dios. Vanidad de vanidades y todo vanidad. Lo que al parecer es una trasposición de un fragmento de La imitación de Cristo, de Tomás de Kempis. Para más información al respecto, véase BIBLIOTECA MUNICIPAL DE JEREZ DE LA FRONTERA. Manuscrito nº 130. Epigrafía Jerezana. Miguel Muñoz, Agustín Muñoz y Ramón de Cala. p. 72.

2. LÓPEZ CAMPUZANO, Julia: "La Casa Palacio de los Ponce de León en Jerez de la Frontera", Anales de Historia de Arte. Madrid. 1991. Vol. 3. pp. 39-52.

3. MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: La arquitectura doméstica del Renacimiento en Valladolid. Valladolid. Imprenta Castellana. 1948. pp. 50 y ss.

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