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Diario de las artes
EN estos días, la sexta edición de la nueva ARTSEVILLA ha llegado a su fin. Ya, en años anteriores, escribíamos que, afortunadamente, lo que en otrora era una sucesión de argumentos descafeinados, poco creíbles y con más deseos de jugar a ser algo parecido a ARCO que otra cosa, pasó a mejor vida. Los casposos planteamientos artísticos que se sucedían en el Palacio de Congresos de Sevilla ofrecían muy poco a una ciudad que, ya, estaba muy por encima de aquellas trasnochadas argumentaciones que pretendían mantener esplendores resabiados.
ARTSEVILLA no es, ahora, una feria de arte que sigue el modelo convencional de este tipo de historias. Es mucho más y, si se me permite, mucho mejor. La tradicional filosofía de sucesión de stands presentados por galerías durante unos pocos días, pasó a mejor vida. Ahora se trata de una gran exposición de arte contemporáneo que lleva adscrita una serie de encuentros con el trasfondo claro de la practica artística actual como centro de interés. Dicho de otro modo, una buena exposición y unos muy buenos ejemplos de mesas redondas donde se exponga lo que ocurre en la plástica contemporánea en sus diferentes vertientes creativas. No era fácil, después de aquellas ediciones pasadas, con resultados artísticos y expositivos más que nefastos, emprender otra historia con planteamientos contrarios a los que existieron. Sin embargo, las cosas, en estos pocos años, han cambiado radicalmente y se están haciendo debidamente, rigurosas, sin alharacas, buscando los planteamientos del arte verdadero para que éstos actúen en su máxima y pura dimensión, sin desviaciones ni alteraciones que provoquen más deserciones hacia lo contemporáneo de las que, ya, existen.
La sevillana Casa de la Provincia ha sido, de nuevo, la sede central de estos encuentros con un arte al que le falta tiempo y le sobra ambición. Otra vez, los artistas de todo credo y condición se han juntado en un mismo episodio de trascendencia creativa; artistas que han sido y siguen siendo un referente absoluto para generaciones posteriores han unido sus posiciones con otros mucho más jóvenes que crean la expectación de lo bueno que se está haciendo y lo grande que tiene que llegar. Desde las figuras todopoderosas del gran Antonio Agudo, genial intérprete del dibujo esencial y de ese expresionismo conductor de mágicas experiencias, y de Tomás García Asensio, autoridad en la abstracción geométrica, hasta importantes artistas de amplio segmento temporal y creativo.
La edición de ARTSEVILLA 2022 se ha centrado en una exposición valiente, abierta, de importantes propuestas y sujeta a las formulaciones diferentes de una contemporaneidad lógica y sensata; ajena a los derroteros por donde algunos siguen empeñados en mostrar sus espurios planteamientos y otras cosas poco edificantes artísticamente. Porque, en la práctica artística todo no es susceptible de ser admitido como obra de arte si no tiene unos verdaderos registros creativos, está determinado por un concepto serio y clarificador y está definido formalmente con los verdaderos esquemas de una técnica que, si no determinante, sí gestora de formulaciones acordes con un arte serio y alejado de simples experimentaciones para parecer moderno y crear falsas expectativas, a la búsqueda de erróneas circunstancias que sólo descubren a pobres realizadores de nada.
La exposición, comisariada por Eva Morales, se componía de artistas vinculados a las provincias de Sevilla y Huelva, ejecutores de una plástica en abierta expansión, con los postulados formales bien sustentados conforme a una rigurosidad que, en la mayoría de los casos, no ofrecía duda alguna. En ella se han podido ver nombres consolidados, de carácter, de solvencia y fortaleza artística – Concha Ybarra, Paco Pérez Valencia, María Cañas, Noelia Arrincón, María Ortega Estepa o Fernando Parrilla, –junto a jóvenes– alguno muy joven como Jesús Robles, de apenas diecinueve años y su primera comparecencia – de edad y de espíritu – Alejandro Rojas y Nacho Domínguez – Adame, autores del cartel de la presente edición, Raquel Serrano, Ángela Mena, José Oriek, María Sánchez Agustino, Claudia Suárez, Marta G. Rangel, Ángeles Oria, Andrés Aparicio, Agus Díaz, Cristina Vela, el grafitero Drili, Miguel Núñez, Pilar Lozano, Susana Steines, Sota Pérez, el escultor Josema López Vidal, Alejandro Alcántara, Sara Escobar, Ana Escobar y Ricardo Márquez -.
Pero ARTSEVILLA no sólo ha tenido como protagonista especial una importante exposición con artistas que han dado motivo suficiente para seguir creyendo en este arte de compromiso y enjundia, sino que también ha puesto la llaga en los entresijos conceptuales del arte más inmediato, patrocinando varias mesas redondas con algunos de los artistas participantes que han dejado constancia de su realidad; sobre todo, de aquella que se ha de afrontar en este tiempo después de los duros momentos de la Pandemia. Al mismo tiempo, dos exposiciones – “Mujeres ilustradoras” y “Traslúcido – El Cosmos permeable” -, a celebrar en el próximo mes de octubre, completarán este programa consciente donde el arte desarrolla muchos de sus registros.
En definitiva, ARTSEVILLA ha abierto caminos por donde la realidad artística muestra nuevas identidades. Las lúcidas formulaciones siempre desembocan en actuaciones llenas de sentido. Aquí, se han llevado a cabo con justa trascendencia.
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