Diario de las Artes: Un particular lenguaje plástico

SYLVAIN MARC y DAVID SABORIDO

Museo de VEJER

David Saborido (i) y Sylvain Marc.
David Saborido (i) y Sylvain Marc.
Bernardo Palomo

18 de julio 2024 - 02:17

Los dos que protagonizan la muestra del Museo de Vejer son dos autores que, desde hace mucho tiempo, ocupan una parcela de esa entusiasta producción que tiene lugar en la provincia de Cádiz y que sin caer en hipérboles dialécticas se puede decir con notoriedad que es una de las de mayor dinamismo creativo que se hace en España. Los dos tienen un particular lenguaje plástico; el de Sylvain Marc es el fundamento absoluto de la gran escultura, esa que hoy es tan necesaria y que, cada vez se ve menos; el de David Saborido es la esencia conformante de la pintura abstracta, el sello que la define y la argumenta como el sentido de la forma no concreta. Son, por tanto, artistas comprometidos con el arte actual: artistas luchadores, cada uno en su campo, para que el arte de acción, la plástica con mayúsculas, encuentre los adecuados rumbos por donde caminar llevando su poderosa carga de trascendencia, emoción y sentido artístico.

SYLVAIN MARC. Sutil metáfora que reposa en un gesto de piedra

Uno de los mejores escultores modernos que, todavía hoy, ejercen su función lo tenemos en la provincia de Cádiz. Es francés de nacimiento - del pueblo norteño de Commercy, en la comarca de Lorena - aunque si no fuera por ese acento de guiri sempiterno todos los conocemos como artista grande de La Línea. Sylvain Marc es un escultor en el más estricto sentido de la palabra. Su interés artístico manifiesta sólo y exclusivamente la voluntad de manipular la materia plástica, de organizar un entramado formal en torno a los elementos matéricos o de conseguir un estamento que generen los ambiguos postulados de la forma. Su obra deja bien claro cuáles han sido los esquemas que han dominado la gran escultura contemporánea: la volumetría da carácter a la forma plástica, el registro evocador impone su potestad sobre una representación que permanece en el nivel íntimo de la emoción y la gramática de la forma plástica permite conjugar los exactos verbos del acto material. Y todo mediante una concepción artística y estética llena de sentido donde lo material ejerce su aplastante función y abre, de par en par, las exclusas de la más absoluta emoción.

Sylvain Marc es un escultor profundo, sabio y dominador. En sus obras se encierran toda la historia de la escultura. Nos retrotraen a las piezas íberas, incluso a lo arcaico, pasa de puntillas por los felices planteamientos lo clásico y se detiene en las grandes teorías del siglo XX, allí donde Brancusi, Moore y Arp, principalmente, dejan implantados los eternos postulados de una escultura a la que Sylvain Marc insufla aires de personal artisticidad. Sylvain Marc es uno de los mejores escultores en el tratamiento de la materia. Conoce el oficio, sabe esculpir, cómo tratar a la forma plástica y cómo dotarla del entusiasmo creativo suficiente para que ella ofrezca sus máximos desarrollos y sus mejores desenlaces. Además dispone de un lenguaje abstracto puro, esencial, lleno de entidad y trascendencia; sabiendo conseguir que la materia manifiesta su poder evocador y las fórmulas básicas de una realidad referencial de gran sentido plástico.

Sylvain Marc, con una de sus obras.
Sylvain Marc, con una de sus obras.

No me resisto a terminar sobre la obra de Sylvain aludiendo a un texto para uno de los muchos textos que en estos años he tenido el hponor de escribirle: ‘Las esculturas de Sylvain son bellos pensamientos eternizados en mármol; sutil metáfora que reposa en un bello gesto de piedra’.

DAVID SABORIDO. La materia y la luz en una sutil interactuación

Que David Saborido es un incesante trabajador del arte nadie lo puede poner en duda. A su trabajo creativo hay que añadirle una serie actuaciones siempre intentando que prevalezca la conciencia de un arte grande y de una plástica siempre actuante.

Como artista posee un lenguaje muy personal siempre con los pigmentos generando posiciones de máxima gestualidad y fortaleza plástica, tratando a la materia pura como fuentes generadoras, acudiendo al papel determinante de la fuerza expresiva que se desprende de la mera materialidad; jugando con la ausencia del color, o con los planteamientos nonocromos – faceta esta en la que se encuentra tremendamente a gusto y sabe sacarle todo el poder trascendente de los grises, que él los convierte en dominadores -, en definitiva, actuando como pintor pintor, manipulador de la fuerza material que encierra la realidad plástica y abriendo los horizontes de una pintura en la que existe muchos más medios que los que la mirada asume.

En la exposición de Vejer nos encontramos con esa abstracción esencial, básica, con las gamas coloristas ejerciendo una función diferenciadora y abriendo unas rutas por donde circula las más expectantes sensaciones. Los pigmentos interactúan con la luz abriendo esclarecedoras posiciones donde la plástica con mayúsculas ejerce su función diferenciadora.

Obras de David Saborido.
Obras de David Saborido.

Tintas azules, rojas, grises... poco más, adquieren suprema potestad y ejercen una contundente emoción plástica en el espectador que se siente invadido por la potencia visual del color en estado casi puro. El abstracto ejerce su dimensión más determinante. La mirada sólo transita por la inquietante visión de las gamas puras esparcidas por los soportes con la luz marcando posiciones. Todo queda supeditado a la potencia de los pigmentos, a la emoción generadora de sensaciones que crean unos colores que envuelven de expectación, que hacen olvidar cualquier situación real evocada y que invade las estancias del espíritu creando las más infinitas emociones.

Buena exposición en el Museo de Vejer con son máximos actuantes de una plástica abierta donde la materia interna e íntima saca a relucir una circunstancias mediatas de profunda significación artística.

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