Una realidad plástica expandida

ÁNGELA MENA y RAQUEL EIDEM

Sala Pescadería

JEREZ

Obras de Ángela Mena y Raquel Eidem.
Obras de Ángela Mena y Raquel Eidem.

Esta exposición que abre la programación de la Sala Pescadería del año 2025, aparte ya de la calidad manifiesta de las obras presentadas; poderosa pintura, llena de energía colorista y escultura patrimoniada desde una cerámica excelsa que abre las máximas perspectivas plásticas, sirve para adentrarnos en unas circunstancias que, casi siempre, son ajenas al propio hecho artístico. Me refiero a los planteamientos museográficos que tantas veces son muy poco tenidos en cuenta en la propia exposición y, lo que es peor, por el propio artista que muestra su obra. Estamos demasiado acostumbrados a contemplar exposiciones con el ojo del espectador sólo teniendo en cuenta el complejo físico de la obra; viendo solamente la superficie pintada o positivada de las obras pictóricas y fotográficas, la materia formal de las esculturas, la visión directa y exclusiva de las videocreaciones; incluso, la estricta escena intervenida de los proyectos instalactivos. Nada más. La mirada permanece muy al margen de todo lo que existe alrededor de las piezas. Es más, muchas veces, el entorno expositivo, el propio espacio, la sala, la iluminación, los aspectos museográficos son sólo aspectos escuetamente tenidos en cuenta por el autor y poco más. Todo ello redunda en un escaso apercibimiento del hecho artístico, su realidad y circunstancias que, manifestadas con rigor y criterio y valoradas en toda su magnitud, agrandan los campos formales y conceptuales de las piezas en cuestión. Por eso, son tan importantes los aspectos museográficos de las exposiciones, los correctos diseños expositivos y el propio sentido de cómo OCUPAR ESPACIO.

ÁNGELA MENA y RAQUEL EIDEM son dos artistas que presentan sus obras asumiendo que, tras el poder trascendente de sus piezas, existen circunstancias que han de potenciar el valor intrínseco de lo artístico y magnificar el sentido de un arte que debe tener mucho más de lo que la propia manifestación plástica exige. Sus trabajos, ocupan, con determinación, el espacio expositivo; se adueñan del mismo y acentúan la dimensión física del entorno. El continente se transforma, magnificando su sentido contenedor y posibilitando nuevas experiencias. Las obras no se acomodan impenitentes a las estancias; dialogan, se implican, interactúan, crean inquietudes con un lugar que va más allá de los límites físicos. El contenido deja su sentido objetual, su dimensión cósica, para expandir su realidad por una sala que multiplica su identidad y su entidad actuante.

Obras de Ángela Mena y Raquel Eidem.
Obras de Ángela Mena y Raquel Eidem.

Ángela Mena es pintora pintora; pintora clásica en su más amplio y variado sentido. Clásica en el empleo del color; clásica en la formulación de parámetros geométricos; clásica en la distribución volumétrica de los espacios, clásica en una abstracción sintética donde todo queda sujeto a una experiencia cromática profunda que genera la más absoluta emoción por una plástica expectante en abierta expansión.

Sus obras presentadas en La Pescadería, son como una especie de pellizcos de color que se retuercen, se expanden, se comprimen… actuando en campos geométricos que se amplían hasta magnificar el espacio en un lúcido argumentario de sensaciones.

Obras de Ángela Mena y Raquel Eidem.
Obras de Ángela Mena y Raquel Eidem.

Por su parte, Raquel Eidem nos sitúa en los estamentos más puros de la tridimensionalidad plástica; aquellos que surgen poderosos desde el determinante poder conformante de la materia. Escultora con oficio, manejando la realidad constituyente, planteando cada obra desde una sabia posición formal, la que otorga una cerámica pulcramente coloreada para que intensifique su dimensión estructural y genere nuevos postulados estéticos. Cada pieza forma un ente único en un entramado creciente que abre las máximas perspectivas. En su proyecto escultórico hay vocación expansiva, intervención espacial donde todo queda sujeto, desde su estricto sentido matérico, a un engranaje potencial que dinamiza los espacios y genera la suprema emoción de la forma.

OCUPAR ESPACIO abre los horizontes en un arte encorsetado; plantea argumentos poderosos para seguir pensando que pintura y escultura no son estamentos diferentes ni tienen compromisos estancos. Ángela Mena y Raquel Eidem se posicionan en un arte abierto al que le cabe todo. Sus piezas se yuxtaponen en una realidad artística superior, que exigen miradas cómplices, que necesitan el total compromiso de ese espectador que entra en una sala como sujeto actuante para captar las infinitas posiciones de un arte que va más allá de lo que la propia obra desarrolla. La pintura y la escultura no están en la sala simplemente llenando espacios, están dialogando entre ellas y dialogando, además, con el recinto, con los vacíos, con las columnas, con el engranaje metálico que sostiene las obras de Raquel Eidem. Son entes vivos que necesitan experiencias cómplices para manifestar todo su poder; pinturas que expanden su materialidad, que potencian la realidad cromática y geométrica; al mismo tiempo, una escultura que desentraña sutiles elementos formales que, partiendo de la cerámica, se abren a universos de ilimitada proyección. Escultura y pintura que aportan las circunstancias de un arte nuevo realizado con los mejores postulados que se han dictado a lo largo de la Historia del Arte y que actúan desempeñando un papel abierto donde existe mucho más que lo que las obras desarrollan.

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