El estricto sentido de la verdadera pintura

Diario de las Artes

Manuel Ruiz Ortega

Claustros de Santo Domingo

Jerez

Obra de Manuel Ruiz Ortega.
Obra de Manuel Ruiz Ortega.

El arte contemporáneo adolece de muchos planteamientos formales. Desde hace unos años se han impuesto unas tendencias en las que la plástica tradicional, esa que se sustenta con las buenas posiciones de la forma, soporte, dibujo, pigmentos, materiales..., brillan por su ausencia. Se le concede suma potestad al concepto, a una idea conformadora de experiencias ajenas a los sistemas que siempre han imperado en el proceso creativo; a veces, con la ausencia total del estamento plástico. Los interesados santones de lo artístico, auténticos especuladores del arte -galeristas, directores de centros de arte, estetas, críticos estrellas...-, llevados por espurios intereses, han posicionado unos postulados carentes de argumentos formales. Tales vacías argumentaciones han tenido mucho eco entre ciertos ambientes artísticos -galerías con poca enjundia, nuevas facultades con profesorado equivocado, alumnos crédulos amantes de los brindis al sol o manejados creadores afectos a las modas que han dado cartas de naturaleza a una creación de pobreza manifiesta por nula conformación plástica.

Obra de Manuel Ruiz Ortega.
Obra de Manuel Ruiz Ortega.

Menos mal que, todavía, existen parcelas donde el arte de posiciones tradicionales -pintura pintura en todas sus infinitas manifestaciones y expresiones actuantes o escultura planteada desde la fortaleza de unos materiales sustentantes de ideas definidoras- se encuentran en los preclaros ambientes del arte contemporáneo. Afortunadamente, cada vez más son los artistas de verdad que se posicionan en los esquemas de la tradición, entendida ésta como la ejecución material de un concepto. Manuel Ruiz Ortega lo lleva haciendo desde siempre. Es pintor pintor, sabio ejecutor de una obra donde todo está acondicionado para que desarrolle su poderosa fuerza plástica. En su pintura encontramos las parcelas creativa que siempre han posicionado una pintura que es pintura y no un mínimo concepto generador de casi nada. Por su obra circula la vida de la materia plástica desarrollando sus registros para para que ese concepto se vea situado en un desenlace formal apropiado. Manuel Ruiz Ortega no juega a ser moderno, siendo su pintura tan clásica como moderna; no se refugia en los subterfugios de las modas interesadas sino que pinta a consciencia con los planteamientos eternos de la gran pintura de siempre.

Obra de Manuel Ruiz Ortega.
Obra de Manuel Ruiz Ortega.

Esta exposición en la Sala de Profundis del antiguo cenobio dominico, pequeña en dimensión pero gigantesca en los valores pictóricos imperecederos nos sirve, de nuevo, para el reencuentro con un pintor total, manipulador exacto de la materia para que esta desarrolle su máximo sentido creativo. Es, siempre lo he tenido claro, pintor de esencias, la esencia de lo eterno, la esencia de la expresión, la esencia del concepto bien dispuesto... la esencia, en definitiva, de la pintura. En sus obras encontramos una figuración llena de pureza, una realidad sutilmente descrita para que manifieste las posiciones exactas de la expresión; una expresión que se magnifica para otorgar sentido a la propia pintura y al más riguroso estamento representativo. Es pintor de lo mínimo pero con resultado de lo máximo. Sus obras son escuetas pero gigantescas en expresión, en personalidad, en ejecución, en plasticidad, en sabia argumentación y en criterio artístico, en mucho criterio artístico. De siempre me han gustado sus obras en las que los libros protagonizan una escena estructurada con todo el poder de la forma. Entrañables objetos que en su obra se convierten en grandes objetos de deseo.

Obra de Manuel Ruiz Ortega.
Obra de Manuel Ruiz Ortega.

Esta exposición, organizada por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Jerez y que ha coincidido con los días de la Feria del Libro alcanza un especial sentido, una dimensión estética particularísima que se agranda con el propio hecho representado. Hay obras con los libros como protagonistas, ejemplos claros de lo que un motivo da para mucho. Hay pequeñas reliquias de unas naturaleza que dan para lo mejor. Obras que son pequeños tesoros de pintura bien concebida y mejor llevada a cabo. Creo que sobran los paneles contenedores porque es tanta la potencia visual de las obras que cualquier situación ajena no aporta absolutamente nada. Por eso, es importante siempre la labor de un comisario ajeno a las circunstancias del artista. Manolo Ruiz Ortega es pintor con mucho que decir, sin teorías extrañas a la realidad de una pintura muy bien compuesta. La exposición suscrita en un ambiente donde el libro es motivo importante, aporta mucho pero, no obstante, no necesita de ambientaciones extrañas. La pintura del artista jerezano es un manifiesto de muy buen hacer. Desarrollos justos de una pintura con poderío, fortaleza plástica y sabiduría expresionista. O dicho de otra manera, el resultado de una concepción artística que va más allá de la representación mínima de una asunto.

Manolo Ruiz Ortega nos hace acceder a las posiciones exactas de una pintura llena de sentido; aquella en la que la fuerza de la materia abre las perspectivas de la más absoluta emoción. Algo totalmente distinto a los presupuestos ‘modernitos’ de un arte sin pies ni cabeza.

stats