Entusiasmo por lo artístico
Diario de las Artes
ARS PICTURAE
Claustros de Santo Domingo
JEREZ
La pintura que se hace en Jerez viene desarrollándose y ampliando sus posiciones de manera vertiginosa. Atrás quedaron aquellas manifestaciones que sólo pretendían, de manera poco ortodoxa, una realidad que sólo exigía fidelidad a los modelos. Figuraciones trasnochadas que poco aportaban y que sólo descubrían pobres intereses sujetos a inamovibles postulados que poco tenían que ver con el desarrollo del arte contemporáneo. Todo esto que les escribo no hay que considerarlo como experiencias muy alejadas en el tiempo y sólo productos de una revisión histórica.
La pintura en Jerez hasta bien entrados los años ochenta estaba muy ajena a los planteamientos que eran habituales en una expresión donde existían infinitas posiciones más abiertas que la simple traslación de lo real a un soporte. Además, el casi inexistente mercado artístico era lo que demandaba. Sólo muy pocos habían osado transgredir una representación marcada con límites muy precisos dentro de una figuración manida y sin absoluta proyección. Sin embargo en la ciudad existía muchísima afición a la pintura y había gran cantidad de autores, casi siempre, sujetos a las exigencias y a los gustos de la mayoría.
El tiempo, los intereses de los más jóvenes, la información, la salida hacia otras latitudes buscado horizontes artísticos nuevos comenzaron a dar su frutos y una incipiente Modernidad aclaró muchos horizontes y se empezó a vislumbrar una luz totalmente distinta que abrigaba asuntos y experiencias totalmente alejados de los resabios tradicionales de un arte que se quería mejor de lo que se manifestaba. Los nuevos artistas – también algunos de los más veteranos – comenzaron a experimentar asuntos y posiciones que nada tenían que ver con lo que existía hasta el momento. Si el dinamismo era alto, se notaba mucho más interés por un arte más nuevo y diferente. Los jóvenes dejaban los talleres de los artistas locales y emprendían el camino hacia la Facultad de Sevilla donde, al menos, parecía que se abrazaba una fe más renovadora.
DIARIO DE JEREZ aparecía el ocho de abril de mil novecientos ochenta y cuatro. Nacía en un tiempo totalmente convulso; en un momento muy crítico en aquella España muy necesitada que se quería abrir a lo nuevo y librarse de aquel pasado tan condicionante. Había muchos interés por sacudirse los estigmas de lo viejo, que el horizonte mostrara sus luces más apasionantes y menos constreñidas. Los medios de comunicación eran vitales como notarios de la realidad y relatores de lo mucho que acontecía en una sociedad española que quería ser, de una vez por todas, moderna y sin sujeciones. Jerez llevaba tiempo sin prensa local y un periódico era totalmente necesario.
A los pocos años de su aparición se comenzó a tener una sección de arte y la crítica a las exposiciones se hizo presente. Había un medio que hablaba de lo que acontecía en aquel arte contemporáneo, todavía, demasiado escaso y con pocos adeptos. La crítica de arte no era algo demasiado habitual y muy pocos críticos existían en el panorama artístico nacional. En la prensa local, casi ninguno. Desde aquellos años ochenta DIARIO DE JEREZ apostó por lo artístico y su sección de crítica de arte permanece activa. Esto contribuyó, sin duda, a que los aficionados tuvieran una referencia y pudieran saber de lo que existía en el arte que se hacía en toda España.
Se estaba asistiendo a un gran despegue en el arte que se hacía en Jerez. El gran dinamismo que siempre hubo, se veía aumentado y la afición y el interés se acrecentaba exponencialmente. Poco a poco, la realidad artística jerezana se fue normalizando y el arte que se hacía era casi igual al que existía en otros lugares. Aparte de la fotografía, muy abundante en Jerez desde siempre, la pintura era el modo de expresión más habitual. Y en estos últimos cuarenta años, los de existencia del DIARIO , la pintura que se hace en la ciudad ha ido haciéndose mayor. Poco a poco se ha ido afianzando los postulados de una expresión actual donde caben todos los argumentos de un arte abierto y lleno de matices. En Jerez, lo digo convencido y con contundencia, existe una gran cantidad de pintores pintores, probablemente más que en ningún otro sitio. Muchos hacedores que dan vida a una pintura de muy amplio espectro; una pintura casi siempre muy bien ejecutada y que descubre a artistas de verdad. Por eso, se está en condiciones de afirmar que la pintura que tiene lugar en esta ciudad pasa actualmente por momentos de absoluta dulzura. Y esto no es más que la absoluta constatación de la realidad.
Cuando el periódico cumplió veinte años, en homenaje a esa realidad artística existente en Jerez y que el Diario, con su tratamiento noticiable había contribuido a engrandecer, promovió una gran exposición donde se ponía en valor el buen momento artístico y los buenos actuantes que trabajaban por el bien de un arte que se expandía y potenciaba muy positivamente. Ahora, cuando llevamos casi cuarenta años haciendo crítica, viendo cómo la pintura ha alcanzado una madurez incuestionable y existe una gran cantidad de muy buenos pintores, hemos querido realizar una gran exposición que pusiera en valor una realidad artística, la pictórica, que está alcanzando su mejor momento. Pero no hemos querido que sólo los mejores estén presentes. Eso sería una muestra fácil de llevar a cabo. Se ha pretendido que todos los activos artísticos de estos cuarenta años estén presentes.
Esta exposición quiere hacer un homenaje a la pintura de Jerez; a todos los que la están haciendo grande. A los que durante estos cuarenta años, han luchado por ella y han puestos las bases para que la pintura, ahora, sea la que es. En ella están presentes los pintores con mayúsculas, de primerísima fila; esos que tienen un reconocimiento en el amplio paisaje del arte español. Pero, también, los buenos y valientes aficionados; los que acuden a las academias a buscar -para encontrar- caminos; los que, con mucho tesón, pintan con pasión y entusiasmo. Porque todos ellos han puesto las marcas para que el arte que se hace en la ciudad siga aportando entidad y la pintura sea una auténtica seña de identidad.
Se trata de una muestra colectiva abierta, muy poliédrica, con muchos perfiles, variadísimo contenido sujeto a un número infinito de continentes y diversa formulación de actuaciones. En ella encontramos todos los registros que se dan en la pintura actual; todas las circunstancias que recrean los desarrollos y desenlaces del arte contemporáneo. Formula la realidad artística de buenos creadores, comprometidos con una causa que sienten como justa y necesaria en ese supremo estamento de la pintura de Jerez; también la de muchos otros que están en proceso de búsqueda; todos con intensos planteamientos de entusiasmo por una pintura a la que rinden el máximo honor. Debo decir que, en la muestra sólo hay un grupo numeroso, setenta y siete. Faltan muchos, autores tan entusiastas como los que se presentan en la parte alta de los Claustros y que merecen todo el apoyo que, sin dudarlo, van a tener.
Creo que es, totalmente conveniente, reflejar sus nombres. Son los artífices de que la pintura en Jerez tenga un horizonte amplio y diáfano. Hugo Ambrosio, Beatriz Aranda, Magdalena Bachiller, Rodrigo Báez, Roberto Barba, Pepe Basto, Guillermo Bermudo, Rafael Cabrera, Rocío Cano, Beatriz Cañete, Juan Carmona Vargas, Miguel Castilla, Carmen Chofre, Dúo Creativo -Gabriela Diosdado y Domingo Martínez-, Pilar Estrade, Ignacio Estudillo, Pilar García-Mier, Víctor González, Juan Ángel González de la Calle, Luis Grajales, Jesús Jiménez, Carlos Laínez, Antonio Lara, Cristina López, David Maldonado, Jesús Marín Echeverría, Gregorio Mariscal, Pepe Márquez, Willie Márquez, Pepe Medina, María Melero, Eduardo Millán, Pepe Molina, Concha Muñoz, Magdalena Murciano, Mario Naranjo, José Luis Ortega, Isabel Ortuño, Jaime Pandelet, Miguel Parra, María Luisa Pemán, Fernando Pemartín, Mercedes Perea, Luisa Porras, José María Requejo, María Luisa Rey, José Manuel Reyes, Humberto del Río, Julio Rodríguez, Juan Luis Rodríguez de Medina, José María Rojas, Amanda Román, Jesús Rosa, Marianela Ruiz, David Saborido, Mercedes Santos, Inmaculada de los Santos, Miguel Ángel Segura, Aurora Simo, Elisa Soria, Antonio S. Temblador, Fernando Toro, Alejandro del Valle, Manuel del Valle, Javier Varela, Fermín G. Villaescusa y Raúl Zarzuela.
ARS PICTURAE, configura las líneas amplias de la pintura que se ha hecho en Jerez en estos últimos años; es como un corto capítulo de la historia grande de la pintura. Se trata de una muestra muy amplia en argumentos artísticos para, con ellos, acudir a la gran fiesta de la pintura.
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