Gestos supremos de plástica matérica
Diario de las Artes
JOSÉ MARÍA ROJAS
Espacio Abierto
JEREZ
La pintura contemporánea deja entrever infinitas posiciones; aquello de que solamente existen dos planteamientos, la figuración y la abstracción, es algo totalmente superado. Y abanderar sus estamentos como los únicos y válidos no son más que asuntos salidos de mentes con escasas luces. El que, todavía, no lo crea es un desinformado, ajeno a toda realidad artística. La pena es que, aún, hay muchos que se encuentran inmersos en tales banderías estancas. Están los que consideran que la pintura figurativa es la que, de verdad, encierra, los valores únicos de lo pictórico y, por el contrario, ilusos de escaso criterio que sólo ven en la no representación la auténtica esencia de la pintura actual. Pobres ingenuos, unos y otros, los que encabezan tales circunstancias sin conceder credibilidad a los planteamientos de los que no opinan como ellos. Y de estos existen muchos, incluidos artistas que se consideran privilegiados autores superiores; cuando con tales argumentaciones no dejan entrever nada más que pobreza de miras y desarrollos de advenedizos sin formación ni información. ¡Así está la realidad artística! El buen realismo es bueno cuando está avalado por justos planteamientos de acertada conciencia creativa. Lo mismo ocurre con el arte no representativo; este será cierto cuando responda a acertados postulados de plasticidad, fortaleza formal, sentido creativo y entidad pictórica. Y, además, entre una y otra posición hay muchos más desarrollos y desenlaces. Todo esto nos lleva a manifestar lo que, ya, hemos hecho en multitud de ocasiones: la obra artística sólo tiene dos consideraciones, la que es buena y la que no lo es; lo demás son entelequias y disquisiciones interesadas de los que que admiten poco debido a su cortedad.
En las últimas décadas han existido demasiadas posturas encontradas. Mucha pintura no representativa fue considerada como la única válida porque ciertos santones de lo artístico la tenían como única suprema manifestación de lo moderno y, asimismo, menoscababan la realidad artística de la que, por el contrario, asumía la pura representación de lo real. En el otro estamento, muchos avalistas de la figuración sólo veían, de forma miope y esclerotizada, como única e importante la que ilustraba, de forma mimética, lo más inmediato. Hoy todo esto debe estar superado y los que no lo asumen sólo demuestran ser patéticos especímenes de ultramontanas creencias equivocadas. La pintura es en estos momentos un amplio estamento creativo donde solamente una verdad impone su ley: aquella que se plantea con único rigor expresivo.
Todo esto nos sirve para posicionarnos en la muestra que se presenta en Espacio Abierto. Hemos planteado en estas páginas que la programación acertada de un espacio expositivo viene dada por dar cabida a los más variados planteamientos artísticos, siempre que estos se configuren desde los adecuados postulados, de amplísimas posiciones, que constituyen los esquemas del arte contemporáneo. Esta exposición lo manifiesta claramente. Por las paredes de la sala que se encuentra en la calle Alvar López se ha desarrollado toda clase de argumentaciones artísticas y desarrollos estéticos. Posiciones que garantizan un adecuado programa acertadamente concebido y adecuadamente llevado a cabo. Por eso, la presente exposición, nos conduce por los estamentos del abstracto matérico, poderosa manifestación de esa entidad artística donde lo formal impone su máxima potestad.
La pintura de José María Rojas, autor pacense afincado en Jerez, responde a los estrictos planteamientos de esa plástica que reduce todos sus registros a los desenlaces de la plástica no imitativa y a los argumentos de una forma contundente donde lo material abre sus posiciones para que formulen una realidad estética planteada para que suscite la más aplastante emoción. En su obra lo que la realidad ilustra está superado por una materialidad expectante donde todo queda supeditado a la fuerza generadora de lo absolutamente plástico. La más amplia variedad de pigmentos, así como una multiplicidad de elementos extra pictóricos se aglutinan para conformar una entidad formal mayor; con los materiales ejecutando su máxima función.
En esta pintura matéríca se posibilita un ejercicio de máximo expresionismo; esto es conformar una realidad artística desde lo puramente emocional. El color fusionado con la materia crea situaciones actuantes; es decir, gestos que surgen apasionados para maximizar los estados del alma. Es la pintura de acción; esa que abre las perspectivas de lo artístico para dar salida a lo más puramente anímico; la potencia del color, yuxtaponiéndose a la forma y a su propia esencia conformante.
En la obra de José María Rojas, la pintura asume todas las amplísimas circunstancias del abstracto; trocando las fuerzas viduales de lo real por un contundente poder simbólico surgido desde el pasional aporte de la materia. Se trata de una exposición abierta, poderosa y con la mayor dimensión plástica. Una muestra que ha de dejar claro que el arte contemporáneo no tiene posiciones estancas y querer establecerlo en ellas es cometer el manido error en el que ha caído lo artístico y muchos de sus hacedores queriendo distinguir y enfrentar registros artísticos, plásticos y estéticosv. Quienes, así, opinen no serán nada mas que pobres equivocados que tienen poco que decir.
Espacio Abierto, tras promover exposiciones de pintura figurativa, g nos conduce por los amplios horizontes de la materia; allí donde la no representación asume nuevas argumentaciones. Horizontes abiertos llenos de amor que hay que saber apreciarlos.
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