La inauguración del monumento al Marqués de Domecq
La ciudad de la historia por Eugenio J. Vega y FC. Antonio García
Jerez/El 21 de julio de 1923 se inauguró el monumento al Marqués de Domecq en la alameda Cristina. El acontecimiento fue plasmado fotográficamente por González Ragel. No sabemos bien si el fotógrafo fue Javier González, su hermano Diego o su hermano Carlos, quien llegó a ser uno de los principales pintores del expresionismo figurativo español del siglo XX (esqueletomaquia). Los tres ejercieron la fotografía, profesión adquirida de su padre, Diego González Lozano, sin duda uno de los mejores fotógrafos españoles de principios del siglo XX. González Lozano había fallecido 5 meses antes de tomarse esta fotografía y sus hijos habían heredado su estudio fotográfico. La foto muestra el acto de inauguración del monumento por el alcalde del momento, Dionisio García Pelayo, a quien acompañaban las altas personalidades de la sociedad jerezana de entonces. Fue publicada en Mundo Gráfico el 1 de agosto de 1923.
El homenajeado es Pedro Domecq Núñez de Villavicencio, primer marqués de Casa-Domecq, quien había fallecido repentinamente en su finca ‘El Majuelo’ el 9 de febrero de 1921 a los 52 años de edad. Pedro Domecq había dejado un gran recuerdo en la alta sociedad jerezana por el gran impulso que había dado a sus bodegas, y sobre todo, por su importante labor humanitaria y benéfica. Fue un gran impulsor del consumo de brandy de Jerez. Con gran habilidad comercial, fue de los primeros en darse cuenta de las amplias posibilidades económicas de este producto vinatero. Hombre de profundo sentimiento cristiano realizó numerosas obras de caridad. Asimismo, costeó las escuelas de los Hermanos de la Doctrina Cristiana en el barrio de Mundo Nuevo, origen de la institución educativa de ‘La Salle’ en Jerez.
El escultor fue Lorenzo Coullaut Valera, natural de Marchena (Sevilla) y formado en Nantes (Francia). Es considerado uno de los mejores escultores de su tiempo y sus obras decoran plazas públicas de Sevilla, Madrid, La Coruña, etc. La obra, que costó 90.000 pesetas, fue sufragada por suscripción popular, no admitiéndose aportaciones superiores a 25 pesetas. El grupo escultórico, realizado con perspectiva urbanística, se colocó en el jardín triangular que se había creado en la alameda Cristina en 1853. El monumento es presidido por el Marqués de Domecq, sentado en un sillón para dar mayor equilibrio al conjunto. Se trata de una verdadera fotografía en piedra, destacando la gran fidelidad con el representado. Al fondo, su majestuoso palacio barroco, cierra el espacio urbano. Sin duda, Coullaut Valera acertó en dar estético sentido a este rincón de la ciudad. En los laterales se representan las alegorías de ‘La Caridad’ y ‘La Enseñanza’, tratadas con gran ternura, en alabanza a las virtudes del finado respecto a obras de caridad cristiana y sustento de grupos escolares de la localidad. Todo el conjunto se cerró con un enrejado de hierro realizado por la empresa de fundición jerezana de ‘Gutiérrez y Cía’, probablemente reutilizada y hoy en estado deplorable. Sin duda, es una de las mejores esculturas existentes en Jerez.
Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio fue un personaje singular en la historia de Jerez y su labor no pasó ni mucho menos desapercibida por la sociedad de su tiempo. Ensalzado hasta la saciedad por muchos, fue sin embargo caricaturizado por Vicente Blasco Ibáñez en su obra ‘La Bodega’, presentándolo como el prototipo del cacique andaluz. Dicho libro fue de lectura prohibida durante el franquismo y hoy día lectura aconsejada para todo amante de la novela histórica. Aparte, en corrillos de las clases jerezanas más humildes se popularizó el lema “El marqués de Domecq, primero hizo a los pobres y después les dio de comer”. Sin duda, el monumento es viva historia de la ciudad de Jerez.
Bibliografía: Álvarez Cruz, Joaquín Manuel: “El Monumento al Marqués de Casa Domecq” en Revista Historia de Jerez, 7 (2001); Mariscal Trujillo, Antonio: “Jerezanos para la historia”, Jerez, El Laberinto, 2006.
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