Un regalo navideño anticipado

Jerez/La sala Gran Duque de Alba de las bodegas Williams&Humbert se llenó la noche del sábado para presenciar el recital de canto y piano que puso un brillantísimo colofón a la II Semana Solidaria organizada por el Hogar San Juan de Jerez. Más de seiscientas personas abarrotaron este auditorio, una catedral del vino que es una joya arquitectónica con cúpulas pluritriangulares en la que las voces de la soprano Sabina Puértolas, el tenor Ismael Jordi y el piano del maestro Ángel Hortas sonaron a pura gloria. En representación de las bodegas, Rafael y Cristina Medina. Por el Ayuntamiento asistieron los concejales Ana Hérica Ramos y Juan Antonio Cabello. Y por la Fundación Hogar San Juan, su director, el hermano Juan Carlos Durán, usuarios y numerosos voluntarios que hicieron que el acto se desarrollara a la perfección.

El programa del concierto que desinteresadamente ofrecieron estos tres artistas a beneficio de la importante labor que realiza el Hogar San Juan tuvo de todo: ópera, zarzuela, musical y suites para piano. No faltaron, ya al final, los villancicos y hasta un Ave María.

Ver y escuchar juntos a la soprano navarra y al tenor jerezano, ambos de la misma edad (46) y en plena madurez artística, es todo un lujo. Se conocen bien porque han compartido tablas en diferentes óperas y zarzuelas y sus duetos son una garantía de calidad vocal y de interpretación dramática. Y escuchar igualmente a un consagrado organista como Hortas en una 'catedral laica' de privilegiada acústica también es poco frecuente.

En una noche soñada por cualquier amante de la lírica, comenzó Hortas con el Preludio de 'La Verbena de la Paloma' de Bretón. De la zarzuela a la ópera, soprano y tenor arrancaron con el Verranno a te de la Lucia de Donizetti y el Je veux vivre de Romeo y Julieta de Gounod, de la que también se pudo escuchar el Ah leve toi soleil. Sorprendió entonces Sabina Puértolas interpretando la pieza I could have danced all night de 'My fair lady', en un programa muy variado que continuó con el Rossignol de 'El cantor de México' de F. López que tanto gusta a Jordi.

De otra ópera clave en la vida del tenor jerezano, L'Elisir d'amore de Donizetti Ismael y Sabina cantaron, e interpretaron con gracia, soltura y simpatía (se les vio muy cómodos y encantados toda la noche) el Caro Elisir.

A partir de ahí y ya hasta el final, más zarzuela: Granada de Albéniz, Bella enamorada (El último romántico) de Soutullo-Vert; Carceleras (Las hijas de Zebedeo) de Chapí; Caballero del alto plumero (Luisa Fernanda) de Moreno Torroba; Canción del Ruiseñor, Por el humo se sabe y Le van a oír (Doña Francisquita) de Vives; y Torero quiero ser (El gato montés) de Penella, con el Adagio de la Sonata Patética de Beethoven entre las citadas de Torroba y Vives.

El público pidió más, como era lógico, y los tres artistas correspondieron a la enorme ovación con el Brindis de La Traviata y el villancico 'Que suenen con alegría', cantado y acompañado con palmas por los espectadores.

El hermano Juan Carlos Durán subió al escenario para agradecer a los artistas "la fuerza que hoy nos habéis dado para seguir trabajando" y les entregó a cada uno una reproducción de la imagen de la Virgen de la Misericordia que se encuentra en el Hogar San Juan y también en las bodegas Williams&Humbert (nada es casualidad). Sabina, Ismael y Ángel devolvieron el gesto de la mejor manera que saben: interpretando el Ave María, en este caso en la versión de Gounod.

Fue el colofón a una velada en la que, por encima de todo, de lo musical, lo artístico y lo social, el mensaje estaba claro, como dejó escrito la Fundación Hogar San Juan: "Esta noche hay un sonido nuevo que a todos alcanza, el Sonido de la Misericordia con la persona necesitada, que convoca como una gran llamada a todos los que quieren escuchar el sonido de la belleza trenzado con el del amor al prójimo. Gracias por 'tejer' con nosotros esta noche".