Una obra del pintor jerezano Salvador Sánchez Barbudo en Kiev

Según anunció el pasado viernes la Unesco, la guerra de Ucrania ha dañado al menos 53 sitios culturales entre los que figuran 29 templos, 16 construcciones históricas, cuatros museos y otros tantos monumentos. Por ahora no se trata de un análisis exhaustivo pero nos devuelve a la mente catástrofes culturales como las acaecidas recientemente en Siria o Afganistán…o más lejanas en el tiempo como los expolios y consecuencias devastadoras de la II Guerra Mundial.
Por otro lado las noticias que nos llegan de los esfuerzos de las instituciones ucranianas por preservar su patrimonio, también nos hacen recordar la labor titánica que realizó el Museo del Prado con la evacuación de sus fondos en 1937. Aunque nunca sea comparable la catástrofe cultural a la humanitaria, la destrucción del patrimonio artístico no deja de ser la destrucción de lo humano… por eso nos afectan tanto (al menos así me sucede a mí) la destrucción de la biblioteca de Sarajevo, de la ciudad de Palmira o de los Gigantes de Bamiyán, sin que ninguno de estos lugares estén en nuestra ciudad o país.
En el caso de la actual Guerra de Ucrania, esta vez la amenaza alcanza un fragmento del patrimonio artístico de Jerez. Hace sólo unos meses, a finales de noviembre de 2021, inmersa en los últimos detalles de la defensa de mi tesis doctoral, encontré una obra de uno de los protagonistas de mis investigaciones, el pintor jerezano Salvador Sánchez Barbudo (1857- 1917).
La obra en cuestión se conservaba (esperemos que siga así) en Kiev, Ucrania. Esta pieza suponía una verdadera incógnita, su imagen aparecía en una artículo publicado en la revista L’Italia Industriale e Artistica en octubre de 1905 (*), siendo especialmente interesante por tratarse de un trabajo poco usual en la trayectoria del pintor: una pintura destinada a un techo y diseñada especialmente para causar un efecto ilusorio en el espectador que la observara desde abajo.
El problema es que ni en la fotografía ni en el artículo dedicado al pintor aparecía el paradero de dicha pintura. Al no dar nunca con ninguna otra referencia a la singular obra, la primera inclinación fue pensar en un encargo para algún palacio de Roma o Madrid, seguramente ya desaparecido tras las transformaciones de ambas ciudades. Así, fue una verdadera sorpresa dar con esta obra en un museo de Kiev, aunque hay que señalar que es un hecho tan sorprendente dada la transcendencia internacional que tuvo el pintor jerezano en vida, contando con obra en el Hermitage entre otros museos y galerías del mundo.
Se trata de un óleo sobre lienzo de 235 x 311 cm situado en el techo del llamado 'gabinete dorado' o 'gabinete rococó' del Museo Nacional Khanenko de Ucrania, en el centro de Kiev. La pintura titulada 'Apoteosis de Don Quijote' refleja el famoso episodio 'Los molinos de viento' de la novela de Cervantes.
Barbudo crea una imagen irreal y muy evocadora en la que los personajes aparecen volando, o mejor dicho flotando, en un llamativo plano contrapicado. Aunque el motivo como decimos es poco usual en la obra del pintor, la factura y el colorido sí es absolutamente reconocible y nos lleva a obras creadas en esta misma época.
La obra que firmó el pintor jerezano en 1894 fue encargada por el industrial Bogdan Khanenko en uno de los viajes que realizaba con su mujer, Varvara, por las principales capitales europeas. Ambos albergaban la idea de reunir su propia colección de arte y este era el principal objetivo en sus rutas por Europa en las que solían visitar galerías, exposiciones y los estudios de los artistas mas relevantes del momento, centrándose especialmente en Italia donde residía la importante y conocida colonia de artistas españoles.
Estos eran los mayores representantes de la conocida como High Class Painting o pintura de moda, que tenía entre sus mas afanados coleccionistas a los grandes industriales y banqueros de los Estados Unidos y del entonces, Imperio Ruso. Bodgan y Vavara Khanenko llegaron finalmente a reunir en su residencia de Kiev una importante colección que hoy en día constituye una de las mayores colecciones de arte europeo y asiático del país.
Sabemos que en los museos de la capital se han tomado precauciones con los fondos y obras expuestas llevándolos a lugares a salvo de los bombardeos, pero en el caso de este tipo esta pintura que forma parte de la arquitectura del edificio es difícil prever en qué estado se encontrará actualmente. La retirada de las tropas de Kiev puede que nos permita en el futuro indagar mas sobre esta magnífica pieza del pintor jerezano.
(*) Archivo de los descendientes del pintor en Sevilla.
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