La luz en las manos
Patri Díez inicia en Trafalgar su Escuela Faro: un taller de fotografía y convivencia que piensa continuar en otros emplazamientos
Dice su ficha que Patricia Díez es fotógrafa, claro. Que ha gestionado galerías de arte y fundado el movimiento Wanted Sobrerrealist. También ha trabajado como profesional en prensa durante seis años. "Pero incluso durante esa época -explica-, alternaba el trabajo con proyectos artísticos". Organizaba muestras, impartía conferencias, talleres. "E iba dándome cuenta de que, conforme vas haciendo fotos, vas más entendiendo cómo y por qué trabajas de una manera determinada, por qué escoges unos temas, un encuadre, un objeto, un punto de vista... Te conoces a través de las fotos que haces. Si tomas una porción de realidad es por algo, porque estás en ella, te identificas".
Así, Patricia entiende como una experiencia personal, "orgánica", la relación con las imágenes. Tal vez, por eso mismo, "en los cursos que ha impartido en la UCA o en Caja Granada, siempre se veía constreñida "y necesitaba, por ejemplo, cambiar el espacio mismo, las aulas, y daba las clases en espacios atípicos, no aptos para la docencia", en un lista que incluye bares, librerías o restaurantes.
Su proyecto más reciente comenzó días atrás en Trafalgar bajo el epígrafe Escuela Faro: una propuesta concebida para que, durante varias jornadas, los "alumnos vivan una experiencia repleta de belleza, basada en la creatividad, la reflexión y la experiencia estética". "Una de las disciplinas que se imparten en Bellas Artes -continúa Díez- es instalaciones e intervención. Y al fin, me he dado cuenta de que lo que yo hago es una intervención con la gente. Los llevo a un sitio y dejo que el lugar los 'altere' de alguna forma".
"Por otro lado -indica-, los faros siempre me han entusiasmado, porque están llenos de metáforas". Como en la fotografía, cada uno escoge su mensaje: son símbolos de luz, guía, resistencia.
"Como quedan muy pocos fareros en activo -prosigue Díez-, mi idea era intentar dar un taller en cada faro que aún tiene uno. Y que de alguna manera participara, aunque fuera contando brevemente una pequeña experiencia. El taller tiene parte de docencia, por supuesto, pero también de encuentro e intercambio". La vivienda del farero, la torre o el propio entorno costero sirven para adaptar cada propuesta. "Por eso para mí, además, es importante tener la opción de hacer el taller en su casa, porque la gente también te responde de manera diferente. Al farero de Trafalgar ya le queda muy poco, se va a jubilar, y el faro lo pillará una empresa alemana. Esa parte también me resulta atractiva: tocar algo que va a cambiar en breve".
Que el faro de Trafalgar inaugure los talleres se debe a que Patricia se ha criado entre Jerez y los Caños de Meca, un lugar, afirma, "que con sólo mirar te sacia, da enorme placer visual". Probablemente, el siguiente faro en el que se imparta un curso sea el de Carboneras. "Siempre digo que el taller son veinte horas de un obturador abierto -prosigue Patricia-. Yo propongo los talleres como experiencias abiertas a absolutamente todo el mundo. Yo no te voy a enseñar tanto a manejar la cámara como el lenguaje de la fotografía, así que estamos abiertos a quien le apetezca y sienta curiosidad".
"La Escuela Faro busca la relación con la fotografía pero a partir de cosas creativas. Lo mismo alguien pudiera hablar de sinestesias entre fotografía y música, por ejemplo, y eso también tendría su espacio... -explica Díez- Ese es mi concepto de esta escuela: desarrollar todas las posibilidades de la creatividad a través de una propuesta concreta".
Información y matrículas: www.escuelafarofotografía.com
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