El maestro Juan Martínez que estaba allí
Juan Martínez existió
Mucha gente recuerda sus inicios en la TV en ‘La Cometa Blanca’ o ‘Barrio Sésamo’ hasta dar un gran salto cualitativo en el mundo del cine con su interpretación en ‘Días contados’, una singular película por la que obtuvo el premio Goya a la mejor Actriz Revelación en 1995, año en que se instituyó ese galardón. Tras vivir y estudiar en distintos países, se ha dedicado al mundo de la interpretación en cine, teatro y televisión. Como productora, con la empresa Zampa Audiovisual tiene títulos como el cortometraje La lección y documentales como Jerez y el misterio del Palo Cortado.
En su faceta de escritora, igual que en sus otras incursiones artísticas, ha recibido un fuerte reconocimiento. El próximo día 28 de noviembre presenta en la Fundación Caballero Bonald de la mano de Bruto Pomeroy su libro Mujeres de Cine (30 actrices que dejaron huella), en el que, con ilustraciones de Vanesa Santos ‘Fraules’, se rinde un entrañable homenaje a una serie de actrices que, con su trabajo y su arte, dejaron una significativa impronta en la historia del cine español, convirtiéndose en un referente para quienes pretenden seguir sus pasos y suponiendo una intensa reivindicación intergeneracional. La editorial Libros de las Malas Compañías recoge una interesante y colorida propuesta en la que se hace un extenso recorrido por distintas épocas de protagonismo cinematográfico femenino.
El prólogo de la directora Paula Ortiz es calificado por Ruth Gabriel como “extraordinariamente bello’ y supone un auténtico ejercicio de literatura y sensibilidad que añade al libro una visión muy enriquecedora”.
Pregunta.-¿Cómo se decidió a escribir este libro?
Respuesta.-La impulsora inicial del proyecto es Vanesa Santos ‘Fraules’, ya que ella realizaba las extraordinarias interpretaciones gráficas de actrices y las vendía en librerías, galerías y otros espacios artísticos con bastante éxito. Ella fue quien se puso en contacto con la editorial para proponerles la idea de publicar un libro a manera de homenaje dando un paso adelante. En la editorial ‘Libros de las Malas Compañías’ pensaron que encajaría muy bien en su Colección sobre Mujeres. Como, además, Ana Rossetti ya tenía en esa editorial su libro ‘Maravillosas’ ilustrado por Jesús Gabán, me propusieron a mí la tarea de investigar y escribir sobre las actrices representadas por ‘Fraules’, conociendo mi carrera y mi recorrido en programas como ‘Va de cine’ por ejemplo. El encargo, en principio, me pareció un poco arriesgado, por aquello de sentirme con el “síndrome de impostora” por no ser una escritora consolidada, pero, por otra parte, mi madre nos enseñó que todo tiene una manera de poderse expresar por escrito y desde pequeña he conocido y admirado a muchas de ellas. Aunque lo que me motivó definitivamente es una visión de futuro: imaginar que el libro se presentaría en librerías maravillosas y espacios fantásticos, como ahora está ocurriendo afortunadamente. La oportunidad de “meternos” en sus vidas y ser conscientes de sus logros y lo que les debemos me produce una profunda sensación de agradecimiento. Se trata de algo hermoso, estimulante e inspirador poder contribuir con gestos de reconocimiento a una profesión tan dura y a los tiempos complicados que les tocó vivir.
P.-¿Cómo se asoma a la vida de estas sensacionales mujeres?
R.-En el libro podemos encontrar aspectos desconocidos y descubrir fabulosas anécdotas. Mi planteamiento ha sido desarrollar el tema narrativamente como “el viaje del héroe”, pero en este caso de las heroínas y de cómo dejaron una profunda huella en nuestras vidas. Compartir la importancia de estas mujeres no diferenciando la persona y la creadora supone constatar el crecimiento vital que se produjo de manera simultánea y abrió un camino esperanzador. He tenido ocasión de averiguar qué ha pasado en sus vidas, qué fue de aquel “sueño disparatado” que les hizo vencer el miedo o descubrir por qué realmente merecía la pena dedicarse a esa profesión. Chus Lampreave, por ejemplo, no quería ser actriz, pero una vez decidido tomó la resolución de decir he conseguido algo, lo voy a cuidar y lucharé por la excelencia con todas mis fuerzas.
P.-¿Qué hay de aprendizaje personal en esta historia?
R.-Creer en una misma implica tener muy claro querer ponerse, como en mi caso, al servicio de una conexión con el ser humano y poder hacerlo como actriz, a través del vehículo extraordinario que es la comunicación audiovisual, comprometiéndome en una especie de acompañamiento y un servicio de pertenencia a una causa común. Y lo mejor de todo es tener la oportunidad de poder cumplir este sueño. Te llena de fuerza y te hace superar los retos el hecho, por ejemplo, de tener como referencia la decisión de mi padre de romper con la tradición familiar y dedicarse a lo que te apasiona, a pesar de los riesgos y la incertidumbre, pero siendo lo que realmente te motiva.
P.-¿Qué proceso se siguió para elegir a las actrices que aparecen en el libro?
R.-El hecho de acotar en una época concreta (nacidas desde 1900 a 1965) supone una selección ante la imposibilidad de hacer una cantidad superior a 30 actrices y, además, me permite un distanciamiento amable y aconsejable de mis compañeras directas. La perspectiva histórica facilita una empatía diferenciadora con aquellas fabulosas estrellas que yo miraba y admiraba de pequeña. Imitar de una manera desenfadada a Gracita Morales o conocer en persona a Concha Velasco y ahora plasmar su vida es algo sensacional. Hablamos de un colectivo de artistas que buscaron y consiguieron unos derechos fundamentales que ahora disfrutamos, pues en muchas ocasiones eran literalmente explotadas. Nos referimos a cuestiones que antes eran incluso ilegales y ahora son privilegios irrenunciables. Entonces, que no se podía, se peleaba por ellos y ahora, que podemos, en muchas ocasiones callamos temiendo perderlos. Espectáculos como ‘¡Mamá, quiero ser artista!’ es una declaración de principios en toda regla, se trataba de poner en valor una aspiración, el deseo de formalizar una carrera artística en plenitud. Marisa Paredes cuenta que llegó a realizar una huelga de hambre para que le dejaran dedicarse a esta sacrificada profesión. Para mí es todo un refrendo sobre la admiración y el impacto que supusieron actrices como Charo López o Ángela Molina. Yo quería ser una morena con carácter y no una rubita boba.
P.-¿Qué ha supuesto, por ejemplo, escribir sobre Verónica Forqué?
R.-Escribir sobre Verónica Forqué, un ser tan bonito que te miraba y te llenaba de luz…me hizo no parar de llorar mientras hacía las páginas dedicadas a ella, básicamente por resultar paradójico que se fuera como se fue. He querido hacerlo con delicadeza y respeto, pero también con el coraje y la valentía de quienes hablaron de enfermedades mentales y depresión cuando nadie lo hacía. Gracita expresaba que no podía aguantar la continua presión, que se había reventado su capacidad y posibilidades. No entendemos muchas veces sus retos, todo tiene una razón, un rigor y la necesidad de aportar soluciones. Emitir solamente un juicio no cura a nadie ni arregla nada.
P.-Estando en Jerez, no tengo más remedio que preguntarle por Lola Flores.
R.-¿Qué decir de Lola? Lo mismo te recitaba a Lorca que montaba un partido de fútbol. Sus diálogos son inimitables, su asertividad, su atrevimiento, su libre albedrío, el brillo de sus ojos,… extraordinaria.
P.-Hace poco, Lolita representó ‘Poncia’ en el Teatro Villamarta y refería que, por fin, se metía en el personaje que quiso interpretar su madre.
R.-Lolita es otra personalidad tremenda, algo muy nuestro. Valiente, sensata, muy “tierra”.
P.-En la Fundación Caballero Bonald le presenta Bruto Pomeroy. ¿Cómo es su vinculación con él?
R.-Cuando Bruto se puso en contacto conmigo para presentar por aquí el libro tuve la sensación de que nos conocíamos de toda la vida, conectamos de inmediato. Es mi “hombre del sur” y es que a mí me gustan mucho los “culos inquietos”. Es muy fácil colaborar con él, es un verdadero conseguidor y a mí me alimenta gente que desarrolla ideas y las convierte en algo asombroso. Explorar los límites es sumamente difícil, pero en su compañía se convierte en una sensación de libertad.
P.-Y, por último, a nivel personal, ¿qué me dice del productor Antonio Saura, la escritora Ana Rossetti y la actriz Susi Sánchez?
R.-He participado en otros proyectos con la familia, pero en este caso me han resultado especialmente presentes. A mi tía Susi Sánchez la he visto trabajar desde pequeña. Es pura constancia y disciplina. Siguió el camino abierto por mi padre, el “disidente” que puso la primera piedra y nos hizo amar esto de una manera infinita. Mis abuelos eran tremendamente sensibles pero no se atrevieron con las posibles consecuencias. La escritora Ana Rossetti, mi madre, me ha enseñado que cualquier fragmento de vida es susceptible de convertirse en una historia maravillosa gracias al poder de la palabra como herramienta. Y tengo al lado a Antonio Saura, haciéndome crecer en mi edad adulta, derrumbando límites y en este libro, haciendo gala como productor, vendedor y algo que ha resultado fantástico es su vertiente de historiador, pues me ha ayudado a colocar miguitas de pan para ir investigando y logrando objetivos. Es decir, la gente que me rodea (unos que me han tocado y otros que he escogido) me proporciona un superpoder, pues tengo unos verdaderos tesoros a mi lado.
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