Esa plástica que convence

El Arte Contemporáneo tiene infinitas vías de expresión; abiertas formulaciones que patrocinan, también, infinitas circunstancias en una realidad que, en fondo y forma, circunscribe planteamientos con desarrollos y desenlaces llenos de sentido artístico. Es verdad que dentro de tantas posiciones, muchas veces, cualquier pobre situación sin escasa dimensión se quiere promover como supremo ejercicio. Todo ello porque en la plástica actual existen muchos embaucadores que, de forma interesada, intentan imponer posiciones que, sin nada que aportar, quieren plantear asuntos que, al fin y a la postre, manifiestan una más que dudosa entidad. Lo venimos observando en las muchas exposiciones a las que asistimos. En otras, sin embargo, se hacen visible la aplastante singularidad de un arte abierto donde tiene cabida cualquier argumento con tal de que éste promueva una realidad consciente, con un contenido y un continente adecuado, bien acondicionado y promotor de buenas y sensatas actuaciones plásticas y estéticas; maneras que convencen a las miradas limpias y bien preparadas y que, cuando no están sujetas a una verdad clarificadora, abruman, nada aportan y abren infinitas dudas que sólo sirven para que el arte contemporáneo promueva muchas dificultades y vergonzantes deserciones. La programación que se viene desarrollando en la sala que dirige Lucía Franco asume la premisa de esa gran variedad existente en la plástica actual; pintura abierta donde se desarrollan las amplias formulaciones de un arte sin establecimientos estancos ni únicos caminos representativos. Lo venimos viendo en los seis años de constante segura difusión de un arte abierto a todo y a todos. Además, la sala de la calle Alvar López viene situándonos en un panorama donde todo es posible y se suceden los asuntos de una contemporaneidad en la que cabe cualquier buen proyecto siempre que éste esté adecuado a las singularidades de una plástica bien definida.

José Pedraza es un joven artista a contracorriente. Llega a Jerez desde La Rambla, esa población cordobesa, llena de artisticidad relacionada con la cerámica y que, asimismo, encierra una de las joyas de la escultura procesional, aquella que el gran Juan de Mesa y Velasco realizara hermana de la que se venera en la basílica de la sevillana Plaza de San Lorenzo y que es el Señor de Sevilla. Es arquitecto y lúcido hacedor de una pintura, llena de sentido plástico y con los efluvios de la cerámica como motor impulsor de una obra absolutamente imbuida por los parámetros de un arte contemporáneo sin esquemas desvirtuantes. Hay que decir que es Profesor de nuestra Escuela de Arte donde, además de las asignaturas regladas, es motivador de claras posiciones estéticas para que los alumnos accedan a lo mejor de un arte contemporáneo con postulados abiertos y llenos del más amplio sentido.

La exposición en el Espacio Abierto marca nuevas distancias con ese desarrollo donde la representación adopta infinitos y nuevos postulados. La cerámica popular, esa que está impregnada de la mayor enjundia, trascendencia clásica y con los parámetros de un desarrollo artístico sin complejo y abierto a todas las situaciones. Con una medida pulcra y bien acondicionada desde una estructura plástica poderosa y con todo dispuesto para que la materia acuse su definitivo sentido, capaz de cualquier situación, José Pedraza nos posiciona en unos desarrollos plásticos conformados con sutiles elementos a modo de collages en los que muestras cerámicas se organizan para que planteen buenos esquemas compositivos y que acentúen las marcas de la representación y sus poderosos desenlaces representativos. Búcaros, porrones y toda clase de envases, entrañables vasijas de nuestro ajuar más cotidiano, son elevadas a la máxima categoría artística como protagonistas de un arte lleno de las más absolutas premisas expresivas. Cada una de esas asentadas manifestaciones realistas aportan una acertada dimensión plástica. Son elementos a lo Morandi; estáticos desarrollos de un arte figurativo que está mucho más allá y es más importante que aquel otro que sólo busca posicionar mínimos encuadres de lo real. Son obras que atrapan, que no necesitan complejos explicativos ni manuales interpretativos; son piezas que descubren la lucidez de un artista sin complejos, de fácil naturaleza artística y soltura en una distribución representativa que aporta jugosos argumentos a una realidad que José Pedraza interviene con entusiasmo para que desarrolle el máximo rigor plástico.

La exposición en Espacio Abierto vuelve a jugar con uno de los muchos episodios que intervienen en la realidad artística actual. Se trata de una obra que convence y descubre a un artista total que conjuga desarrollos de la materia para que ésta desentrañe una apasionante figuración nueva, sin desvirtuaciones y fácilmente aceptable por todas las miradas.