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Rafael de León: el amor iluminado

Libros

La editorial cordobesa Cántico reúne la ‘Poesía completa’ de un autor al que eclipsó su fama como letrista y que dispuso en sus versos, también, un tratado de los afectos

Otro espejo para las servidoras de Satanás

Reyes de León, sobrina nieta y heredera universal del poeta, con los editores Manuel Pimentel y Raúl Alonso. / José Ángel García
Braulio Ortiz

28 de octubre 2024 - 06:30

No es casual que antes de los versos de Zaguán, un texto de Rafael de León situado al comienzo del libro Pena y alegría del amor, se lea una cita de Juan el Evangelista que dice que “el que no ama es porque está muerto”. El poeta (1908-1982) sólo entiende la existencia como un estado cercano a la combustión, como un viaje condicionado a lo que el corazón dicte. En su lírica los afectos encierran un conocimiento más allá de la lógica –los amantes paran “los relojes / de los hombres que solo sabían de negocios”–; una plenitud inesperada colma a quien se somete: “Haré lo que se te antoje: / lo que mande tu capricho, / que es mi corazón cometa / y en tu mano está el ovillo”. Por los escritos arrebatados y emocionantes del sevillano palpita la ilusión, esa promesa con hechuras de plenitud, de quien aguarda a la persona deseada: “Y solo, yo, velaré / como un soldado de bronce, / centinela sin alerta / en el cuartel de la noche. / ¡Amor, que vas a venir / antes de que den las doce!”. Pero también irrumpe en estas obras el desengaño, la vulnerabilidad del hombre al que abandonan, o el que no es correspondido: “Y hoy que es Corpus, Señor, he paseado / mi cadáver, de amor iluminado, / como un espantapájaros siniestro”.

Ese tratado sobre el amor y sus vicisitudes al que consagró Rafael de León sus energías atravesó también su trabajo como letrista, esas creaciones que firmó junto a Antonio Quintero y Manuel Quiroga y que calaron en la memoria sentimental de un país. Pero la enorme popularidad de composiciones como Tatuaje, Ojos verdes, Francisco Alegre, La Zarzamora, A tu vera, Pena, penita, pena o María de la O tuvo un precio, y eclipsó el resto de su escritura. “Hoy sus coplas siguen oyéndose, pero poca gente conoce que era un gran poeta también”, opina Manuel Pimentel, que a través de la editorial Cántico, integrada en el Grupo Almuzara, ha reunido la Poesía Completa del autor, los dos libros que publicó Rafael de León en vida: Pena y alegría del amor (1941) y Profecía (1954, en coautoría con Antonio Quintero).

"En su obra las mujeres no son sólo las que sufren, también las que se toman la justicia por su mano, las protagonistas absolutas”, recuerda su sobrina nieta Reyes de León

Pimentel y Raúl Alonso, editor del sello Cántico, intuyeron la necesidad de este proyecto cuando comprendieron que voces en principio en las antípodas de ese “aristócrata profundamente patriótico” abrazaban su legado con sentida admiración. “Nosotros tenemos un premio de teoría queer”, explica Alonso, “y el año pasado lo ganó Jesús Pascual [director del celebrado documental ¡Dolores, guapa!] con un libro, Querer como las locas, en el que profundizaba en las coplas de Rafael de León y analizaba cómo éste, de alguna manera, daba rienda a su amor reprimido en sus letras. El libro funcionó muy bien y todavía se sigue vendiendo a buen ritmo, y nos intrigaba la paradoja de que un colectivo contracultural como el LGBTI reivindicara a un poeta que encarna mejor que nadie la tradición española”, continúa Alonso, feliz de que en esta contradicción aparente resuenen los ecos de otros creadores que aunaron transgresión y devoción por los clásicos:“Al fin y al cabo, nosotros estamos inspirados en el Grupo Cántico, que combinaba de manera muy bonita el esteticismo y el gusto clásico con unas vidas muy heterodoxas”. 

Reyes de León, sobrina nieta del autor, sostiene que se puede acudir a los poemas de su familiar “casi como un consuelo. Pena y alegría del amor ha sido el libro que más he tenido en la mesilla en los últimos años. Y cada vez que lo leo descubro un significado nuevo, alguna capa que permanecía secreta hasta entonces”, asegura la heredera universal del autor, que lamenta que, por la extrema discreción con que el poeta llevaba su vida privada, “nunca podremos resolver esa intriga de a quiénes estaban dedicados los poemas”. 

Rafael de León y Lola Flores.

La descendiente del creador celebra la edición completa de sus versos porque “como poeta se merece la atención que no se le ha prestado en este tiempo”, y subraya la condición de pionero de Rafael de León. “En una entrevista, Antonio Gala defendía que antes de que Lorca llegara al pueblo lo hizo mi tío abuelo con las letras de sus canciones. Y en otro momento alguien lo define como uno de los primeros feministas de España, y él le da la razón. En su obra las mujeres no son sólo las que sufren, también las que se toman la justicia por su mano, las protagonistas absolutas”, recuerda la sobrina nieta. 

En el relato familiar que ha llegado hasta Reyes de León, su pariente vivía alejado de los dogmas y nunca antepuso la política al aprecio que sentía por la gente: fueron sus amigos republicanos los que le salvaron de un posible fusilamiento cuando estuvo preso en la Cárcel Modelo, y el asesinato de su querido García Lorca, según cuentan, lo sumió en el silencio durante horas. Este volumen recupera su Réquiem por Federico García Lorca: “Suena la voz de un muecín / como una fuente delgada, / y desde Sierra Nevada, / una paloma doliente / baja a besarle la frente / al poeta de Granada...”

Reyes de León identifica en los versos de este autor vinculado a la Generación del 27 “la voz de los marginados, aunque en realidad todos los que hemos sufrido por amor podemos sentirnos reconocidos”. La investigadora empezó a comprobar la vigencia del maestro en la cuenta de Instagram que gestiona, @rafaeldeleonpoeta. “Me llegaban muchos mensajes en los que contaban sus historias”, rememora Reyes de León antes de celebrar que “en la cultura drag está muy presente, y artistas como Carvento o Nacha la Macha lo llevan por bandera, han encontrado en sus letras no sólo una vía de escape, sino una forma de ser ellas mismas. Esa conexión con la gente me parece más importante que el reconocimiento académico”. Porque pocos autores definieron de modo tan certero aquello que nos mueve, el complejo caudal de nuestros sentimientos: “Nuestro amor es agonía, / luto, angustia, llanto, miedo, / muerte, pena, sangre, vida, /luna, rosa, sol y viento”.   

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