El reloj farol de cuatro caras de la Plaza del Arenal (I)

La ciudad de la historia por Eugenio J. Vega Geán y Fco. Antonio García Romero

05 de febrero 2013 - 08:50

EL reloj que los jerezanos hemos conocido durante varias generaciones en la Plaza del Arenal estuvo en sus orígenes estrechamente relacionado con el ferrocarril de Jerez al Trocadero. En junio de 1856 el Director de la empresa ferroviaria D. Luis Díez, dirigió al Alcalde de la ciudad escrito, comunicándole que con el fin de regularizar los relojes de la estación y tener un “motor eléctrico que imprimiera la exactitud que presta tan importante descubrimiento”, la empresa había importado de Inglaterra un “péndolo” eléctrico; pero que sería también conveniente colocar un “reloj farol” conectado con el motor eléctrico, en un punto apropiado para el público, por lo que la empresa iba a traer un reloj farol de cuatro caras, que iluminado de noche, ofrecería a los jerezanos la ventaja no solo de saber la hora, sino de apreciar el tiempo exacto para realizar el viaje por tren, y terminaba diciendo que un reloj de esa clase solo existía en Londres, en Charing Crops movido por el Observatorio de Greenwich.

A su escrito adjuntaba un Pliego de condiciones para su presentación a la Corporación, que resumidamente decía: 1º.-La empresa cede al Ayuntamiento por su costo un gran y elegante farol con cuatro esferas transparentes para que puedan ser iluminada de noche y su correspondiente columna de hierro fundido. 2º. – Igualmente cede un hilo eléctrico para comunicar la hora a las cuatro esferas. 3º.- La empresa colocará el hilo aislado por las azoteas, abonando el Ayuntamiento el costo de su colocación. 4º.- El cuidado del aparato interior del farol así como de su iluminación estará a cargo de la empresa, el combustible será de cuenta del Ayuntamiento. 5º.- El Ayuntamiento cuidará de su custodia por los agentes públicos y cualquier daño será de su cuenta. El costo total, incluida su colocación, lo fijaba en unos 12.000 reales.

En el Cabildo celebrado el día 19 de junio, se vieron los anteriores documentos, acordándose aceptar la propuesta en todos sus términos, así como efectuar su abono por la partida de imprevistos, solicitando al mismo tiempo la debida autorización a la Diputación provincial, que la concede con fecha 27 de junio. En su reunión del 1º de julio de 1856, el Ayuntamiento acordó que el “relox farol” fuese colocado de forma inmediata en la plaza de la Constitución (Arenal), siendo situado en la entrada de la plaza frente a la calle Lancería. Pero el costo total superó con creces la suma de 12.000 reales fijada en el Pliego de condiciones, y que era la cantidad incluida en los presupuestos, ya que la cuenta que remitió la sociedad ferroviaria el 30 de diciembre, ascendía a 16.778 reales con 25 céntimos; acordando la Corporación municipal que la diferencia existente se recogiera en un presupuesto adicional. Una vez aprobado este, quedó solventada la deuda totalmente el 20-9-1858.

El diario El Guadalete en su edición del 7-7- 1856 informaba detalladamente sobre la instalación en la estación del reloj eléctrico, indicando que su base era “una pila Wolta, con regulador Shepherd, que evita variaciones y alteraciones”, y continuaba diciendo que en Jerez iba a ser colocado un reloj con cuatro esferas sobre una columna de hierro, en la Plaza de la Constitución, cuyo reloj puesto en comunicación con el motor de la estación de ferrocarril, debe ser de gran utilidad para el público, por su gran exactitud.

Parece ser que desde un principio el reloj no llegó a funcionar bien, por lo que el Ayuntamiento el 23-2-1860 envía oficio a la empresa ferroviaria, notificándole que había acordado que en el plazo de 15 días debía ser colocado el mismo reloj u otro que diese los resultados que el municipio se propuso, y por el que había abonado de buena fe, 16.778,25 r/v. Se entiende que la empresa no cumplimentó dicho oficio, ya que el regidor Francisco Díaz presentó al Cabildo una moción fechada el 17-9-1860, comunicando que al poco tiempo de ser colocado el reloj, las averías que sufría eran tan frecuentes, que hizo que el reloj “desapareciera”, sin que haya sido repuesto, solicitando del Ayuntamiento el acuerdo de oficiar a la empresa “no sólo para que haga retirar la columna de hierro fundido que le servía de base y que constituye un obstáculo a la libre entrada y salida del paseo”, sino también para que en el término que se le conceda devuelva la cantidad que había abonado el municipio. El Cabildo acordó nombrar una Comisión formada por el autor de la moción y otros dos regidores para que informara sobre el tema.

Francisco Sánchez Martínez

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