El Réquiem de Mozart llena el Teatro Villamarta de sentimiento y espiritualidad

RÉQUIEM EN RE MENOR K.626
W.A. MOZART
Elena Salvatierra, dirección musical
Máriam Guerra, soprano; Blanca Valido, mezzosoprano; Vicent Romero, tenor; Marcel Solís, barítono.
ORQUESTA FILARMÓNICA DE MÁLAGA.
CORO DEL TEATRO VILLAMARTA. Directora coro: Marta Benítez Fernández.
Teatro Villamarta de Jerez, 14/03/2025 Aforo completo.
El pasado viernes por la tarde, las puertas del Teatro Villamarta engullían las dos larguísimas filas de espectadores que esperaban en la Plaza Romero Martínez impacientes por entrar a disfrutar de la puesta en escena villamartina del Réquiem de Mozart, que había agotado todas las localidades días antes de su estreno.
En los albores de la cuaresma de este 2025, la representación del Réquiem de Mozart en el Teatro Villamarta sin duda ha sido una oportuna elección, que simboliza la tradición de nuestra tierra de dar a nuestras vidas un tiempo para el recogimiento y la oración. Pese a ser estrictamente una misa de difuntos (Mozart escribió muchas más), es un preludio musical que encaja perfectamente a la hora de decirnos que pronto llegará la Semana Santa, época en la que la manifestación de la religiosidad en nuestra tierra adopta una especial forma expresiva, llenando nuestras calles, y en la que la música tiene un papel muy relevante.
Pero también ha sido muy oportuno dar cabida en esta producción del Villamarta a intérpretes de esta tierra, como Elena Salvatierra que asumió el papel de directora musical de toda la obra. Para ella ha supuesto todo un reto por ser la primera vez que lo dirige.
Su personal visión del mismo se vio traducida en una gran conexión emocional con la partitura, sobre todo en la parte espiritual de la misma, con movimientos amplios y fluidos que supieron extraer toda la majestuosidad del “Lacrimosa”, sin duda uno de los momentos clave de la obra del genial músico. La elegancia que requiere el estilo Mozart, el compositor del clasicismo por excelencia, y la claridad que expresan sus composiciones fueron otras de las metas alcanzadas con suficiencia por Elena Salvatierra. Su dirección en líneas generales fue muy correcta ante el difícil reto de tener que equilibrar coro, cantantes y orquesta. Es cierto que la obra juega con las texturas y los contrastes dinámicos de orquesta y coro utilizados en la partitura por Mozart, y ello requiere en el director una actitud comprometida a la hora de resaltar las diferencias entre partes como el “Dies Irae” donde orquesta y coro se dejan sentir con una intensidad sonora y dramática tremenda y el “Lacrimosa” donde la tristeza que expresa la partitura es genial. O las diferencias entre el “Sanctus” pleno de júbilo y brillo y la forma de fuga que utiliza el coro en el “Kyrie Eleison”. No me gusta hablar en esta obra de temas como el “Confutatis”, de sobra conocido del público, por la peculiar utilización de esta y otras partes del Réquiem en la película “Amadeus”, precisamente porque se trata de una película y no una representación de esta misa de Mozart.
Y en la misma línea de dar cabida en el Villamarta a cantantes y artistas de esta zona, estuvo la acertada decisión de contar con Máriam Guerra, soprano jerezana que tuvo una estupenda intervención en el Réquiem, superando las dificultades técnicas que conlleva cantar como solista, dúo y cuarteto en esta preciosa obra sobre las apretadas tablas del Villamarta.
Máriam estuvo acompañada del barítono Marcelo Solís, que destacó agradablemente, así como de la mezzosoprano Blanca Valido y el tenor Vicent Romero.
La Orquesta Filarmónica de Málaga, veterana del Villamarta, respondió con equilibrio a las indicaciones de la directora. Destacaron los metales y la cuerda grave.
Y especial mención a la fundamental interpretación del Coro del Villamarta, porque el Réquiem necesita un coro que sea capaz de ser prácticamente el protagonista de la obra en dos sentidos: El musical por un lado y el espiritual por otro, ya que es la pieza de la obra reservada al alma de la comunidad, a diferencia de los solistas. Pese a las dificultades técnicas, por la capacidad de las tablas del teatro (y dicho sea de paso, las gradas del coro se podrían subir un poquito para poder verlos de mejor manera), en mi opinión el coro lo hizo muy bien.
Un acierto esta representación del Réquiem de Mozart en el Villamarta en muchos sentidos y que el público recompensó con un prolongado aplauso que obligó a la directora y cantantes volver al escenario a saludar en varias ocasiones a la finalización. Ahora hay que seguir trabajando para que la lírica siga siendo motivo de orgullo en Jerez y en toda la provincia de Cádiz.
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