La sinergia musical de Vetusta Morla

El pasado viernes el grupo madrileño presentó su nuevo disco, 'La deriva', en el campo de fútbol de Chiclana Para el show, la banda rescató temas antiguos con aires renovados

Pucho, voz de Vetusta Morla, en un momento del concierto de la banda en Chiclana.
Pucho, voz de Vetusta Morla, en un momento del concierto de la banda en Chiclana.
Ezequiel Mendoza Cádiz

11 de agosto 2014 - 05:00

"Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales" es la defición de la RAE de sinergia. El pasado viernes en Chiclana, los seis integrantes de Vetusta Morla llevaron a cabo una actuación soberbia en la que demostraron que en la música, cuando todos hacen su parte por el conjunto, el resultado es mejor que el de cualquier individualidad, por brillante que sea.

Antes del concierto un amigo me preguntaba: "Bueno y esta música... ¿se baila?". La respuesta vino con el paso de las canciones: Vetusta Morla se baila, se grita, se suda y se salta. Tras una espléndida actuación de los teloneros, el grupo sevillano Full, las luces se apagaban en el campo de fútbol de Chiclana y Pucho, el cantante del grupo, salía a escena pero, para sorpresa de los presentes en vez de enfundar el micro comenzó a tocar los tambores al ritmo de La deriva, canción que da nombre al último disco de la banda. Uno a uno se fueron sumando los vetustos a la canción y, bajo esa sinergia musical, el público se unió al grupo como un elemento más del show.

Los entrantes del festín, Fuego y Golpe Maestro, abrieron el apetito del respetable. Antes de seguir con el espectáculo y pasar al primer plato, Pucho, cual predicador, demostró que no sólo las letras de Vetusta Morla están llenas de metáforas sino también las presentaciones: "Debéis saber que estamos rodeados de cambios y transformaciones. Nos encontramos diariamente en una deriva. Todos formamos parte de la naturaleza, somos parte de ella". Este prólogo sirvió para introducir las primeras notas de piano de La mosca en tu pared, quecon un impresionante directo se quitó de encima la etiqueta de lenta.

Tras Pirómanos, casi la mitad de las canciones del último disco quedaban presentadas. Era el turno de sacar material antiguo, eso sí, con su correspondiente lavado de cara. Así sonaron Lo que te hace grande y Un día en el mundo, versionados y cambiados, diferentes pero no raros. Así, aprovechando que el público se estaba poniendo las botas, Vetusta Morla desplegó el show de luces, guitarras y percusión con Cuarteles de invierno. Tras esta explosión, las primeras notas de Maldita dulzura pueden sonarnos blandas, aunque más de uno se dejó la voz coreando el crescendo de Pucho al ritmo cada vez más elevado de la banda.

Con La grieta ya eran siete los temas nuevos que presentó la banda, aunque a Vetusta Morla no le hace falta que la canción sea del último disco para sorprendernos con algo novedoso: Mapas sonó renovada, apabullante e imponente. Así, ¡Alto! fue la transición del subidón a la calma: "Vamos a bajar la temperatura... bueno, eso es complicado. Pero sí vamos a bajar un poco el ritmo", anunciaba Pucho mientras el batería, David El Indio, se adelantaba a primera línea para marcar el ritmo de Copenhage a modo de balada. Los coros del público confirmaban sin dejar dudas que "dejarse llevar suena demasiado bien". Siguiendo el ritmo de su predecesora, Salas de espera marcaba el fin de este tramo más relajado del show. El ritmo volvió con Valiente, Tour de Francia y con otra versión de uno de sus himnos: La cuadratura del círculo. "¡Seguimos bailando!" gritó Pucho, anunciando la llegada de Fiesta Mayor. Aunque es verdad que el público siguió bailando, algunos no pudieron mantener el ritmo del cantante, que durante todo el concierto aprovechó cualquier resquicio de una canción para desatarse en rimbombantes movimientos de brazos y piernas.El concierto llegaba poco a poco a su fin y aunque el disco quedaba al completo presentado (con el permiso de la ausente Una sonata fantasma), todavía había ganas para algunos temas más. Sálvese quién pueda y El hombre del saco fueron el postre del banquete musical que ofreció la banda en Chiclana.

La vena predicadora de Pucho volvió antes del bis, poseyéndole en el interludio de El hombre del saco: "Hay muchos tipos de derivas. Hay que dejarse llevar. Dejarse fluir por las circunstancias", aconsejaba, antes de dejar el escenario para hacer al público pedir a gritos una más. Con Los días raros Vetusta Morla cerró el banquete, eso sí, dejando un sabor de boca que invita a repetir.

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