No sólo de ARCO vive el arte
Diario de las Artes
Las otras Ferias de Arte en la semana grande de Madrid
Jerez/La importancia de ARCO en los últimos casi cuarenta años desde que fue puesta en marcha gracias a la visión de Juana de Aizpuru, el interés mostrado hacia el arte en los últimos tiempos, el atractivo que supone Madrid en los días de la Feria y, por supuesto, los vaivenes producidos en el desarrollo selectivo, a veces, con manifiestas arbitrariedades, ha hecho que, alrededor de lo que se celebra en los pabellones de IFEMA hayan surgidos otras ferias paralelas que han convertido Madrid en todo un movimiento artístico durante cinco días. Así, además de ARCO, otros acontecimientos han copado toda la programación cultural de la capital de España en estos días últimos del mes de febrero.
ART MADRID. La fiesta de la pintura
En las últimas ediciones de ART MADRID se vivió un desapasionante declive artístico. La Feria que se presentaba, en sus últimas ediciones, en el Centro Cibeles pasaba muy de puntillas en el contexto general de las ferias madrileñas. Había que darle un giro o corría mucho riesgo. Creo que así ha ocurrido. El número de galerías se ha visto reducido y lo que éstas presentaban mostraban una calidad infinitamente superior a lo que se venía viendo. Pocos ejercicios insustanciales para jugar a ser modernos y mucha y buena pintura.
Me interesaron poderosamente los aguafuertes de Manolo Valdés (Hispánica Contemporánea de Madrid); la interacción de colores de Manolo Ballesteros (Marita Segovia de Madrid); un extraordinario Manolo Salinas y dos Gonzalo Bravo llenos de intensidad pictórica (Sao Mamade de Lisboa); completísimo el stand de Aurora Vigil-Escalera de Gijón, con la mejor fotografía de Dionisio González y Chema Madoz, serias y rigurosas las pinturas de Rafa Macarrón, Juan Genovés e Ismael Lagares, así como una espectacular pieza del jerezano Gorka García. También me parecieron muy buenos los Quintana Martelo en el stand de Luisa Pita de Santiago de Compostela, los Alejandro Quincoces (Bea Villamarín de Gijón) y los festivos retratos animalistas del portuense Daniel Sueiras (Moret de La Coruña). No se me pueden pasar las esculturas del catalán Pep Fajardo en la Kreisler de Madrid ni las obras conceptuales e intervencionistas de la sevillana Ángeles Lergo en Es.Art de Marbella.
Nos alegramos, pues, de esta especie de relanzamiento para una Feria totalmente necesaria.
SAM. Salón de Arte Moderno.
Ese espacio de la calle Velázquez que, ya en otras ocasiones, acogió una de estas Ferias madrileñas, se convierte, por unos días en un pequeño museo donde se muestran una escogida selección de los mejores artistas de las vanguardias y de aquellos otros que fueron de mucha trascendencia en el discurrir del arte español del siglo XX; nombres importantísimos de ese arte que abrió los esquemas de la Modernidad y puso las bases de lo mucho que tendría por venir.
El Salón de Arte Moderno llega a su segunda edición dirigido por el galerista Jorge Alcolea y que ha tenido al pintor Luis Feito como gran referencia y artista invitado. Trece galerías - Jorge Juan (Madrid), Benlliure (Valencia), Jordi Pascual (Barcelona), Jorge Alcolea (Madrid), Galería del Cisne (Madrid), Marc Calzada (Barcelona), Montenegro (Vigo), Jorge Alcolea-Nonell (Barcelona), Fernando Pinós (Barcelona), Pilares (Madrid), Roger Viñuiela (Barcelona), Aleseide (Madrid) y Espacio Lobo ( Barcelona) - que presentaban piezas salidas de grandes artistas. Los artistas, pintores sobre todo, conforman un gran manual de arte del siglo XX. Picasso, Miró, Dalí, Tapies, los artistas de El Paso, Paco Bores, Hernández Pijoan, Eduardo Arroyo, Pablo Palazuelo, Manolo Valdés - extraordinario su Retrato de Enrique VIII, en el stand de la galería Jorge Alcolea ), Antoni Clavé, Miquel Barceló, Cuixart, Jaume Plensa, Luis Gordillo, José Guerrero, Esteban Vicente, dos extraordinarios Lucio Muñoz, Juan Uslé... y hasta muy buenos guiños al arte internacional como Maurice Utrillo, Imi Knoebel, Alberto Giacometti, Sam Francis, Hans Hartung, la pintora polaca Tamara de Lempicka, la cubana Lolo Soldevilla y Oswaldo Guayasamín. Gozo supremo para los sentidos.
DRAWING ROOM. Muy justo en cantidad y calidad
El Palacio de Santa Bárbara volvía a acoger esta feria que desde sus inicios ha mostrado muy buena dimensión. Como viene siendo habitual, Drawing que nació con vocación dibujística, ya, está abierta a todas las manifestaciones y el espectador encuentra una realidad abierta y sin cortapisas. My name´s Lolita cuya lucha contra las arbitrariedades selectivas de ARCO se ha visto recompensada con una sentencia judicial satisfactoria, presentaba la apasionante obra de Paco Pomet; piezas espectaculares de un artista en plena madurez pictórica y que provoca guiños distópicos.
Muy buen stand, como siempre, el de Juan Riancho de Siboney, con obras de Sergio Mora y Dis Berlín, ambos con mucha certeza artística. Extraordinaria la obra de la malagueña Irene González ( Silvestre de Madrid ) con un pulcro dibujo que impacta por su sabio tratamiento. En la portuguesa Fonseca Macedo sobresalían las mínimas formas de José Loureiro. Muy buenos los dibujos de Illán Argüello en la napolitana Shazar. No pasaba desapercibido el stand de la colombiana José Amar con las miniaturas de Felipe Bedoya y los dibujos de Yosman Botero sobre una hipotética explosión nuclear. Para terminar, hay que mencionar la presencia del pintor sevillano Salustiano en la galería Lucía Mendoza de Madrid con una obra llena de absoluto esplendor pictórico.
Drawing Room, no obstante, es una feria que nació fuerte y ha ido perdiendo mucho de aquel primer entusiasmo.
JUSTMAD. La fotografía como protagonista
La feria que se presentaba en el bello Palacio de Neptuno nació con dedicación a las nuevas ofertas y a los artista emergentes. Su inicial intención, poco a poco, como ha ocurrido con otras tantas ferias, fue disminuyendo y hoy es una feria más general. Creo que lo más interesante de esta edición ha sido la muy buena fotografía que se descubría. Fotografía abierta, trascendente, con proposiciones novedosas que asumían una realidad artística superior. En este sentido hay que mencionar las fotografías de Carla Andrade (Trinta de Santiago de Compostela), Almalé y Bondía (La Casa Amarilla de Zaragoza), Amilton Neves (Kulungwana de Mozambique), Ana Teresa Barboza (Espacio Líquido de Gijón), Hugo Alonso (Gema Llamazares de Gijón), Eva Díez (Marisa Marimón de Orense), Andrea Torres ( Alzueta de Barcelona ) o David Latorre ( Antonia Puyó de Zaragoza ).
Junto a estos buenos proyectos fotográficos, la feria desentrañaba, asimismo, otras proposiciones de jugoso planteamiento artísticos: Francisco Mendes y Din Mantamoros (Trinta), Xavier Cuiñas (Metro de Santiago), Teresa Cucala (Juca Claret de Madrid), Marina Anaya ( Arte Periferia de Lisboa ), Miguel Scheroff y José Luis Serzo (Renace de Baeza), Ana Teresa Barboza (Espacio Líquido de Gijón), Raphael Langowski (Es.arte de Marbella), Santiago Picatoste (Auroa Vigil-Escalera de Gijón), Leandro Machado y Teresa Carneiro (Nuno Sacramento de Aveiro, Portugal) o Alvar Haro y Jorge Julve en la veterana galería Fúcares.
En definitiva, una feria amplia y variada a la que le pongo una única pega: las muchas galerías para un espacio demasiado pequeño.
Dos Ferias, además, completaban esta Semana del Arte madrileña. URBANITY, en el Colegio de Arquitectos de la calle Hortaleza y HYBRID en el Hotel Petit Palace Santa Bárbara. La primera con clara vocación hacia el arte urbano y la segunda con esa fórmula de arte en la habitación de un hotel. Debo decir que ninguna de las dos ha ofrecido un entusiasta desarrollo.
Han sido cinco días de suma intensidad. Las infinitas proposiciones del Arte Contemporáneo han manifestado su esclarecedora función. Nosotros lo hemos vivido y, así, lo hemos contado.
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