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Arte
Manolo Muñoz se marchó sin avisar hace ahora año y medio. Uno de los cetreros más ilustres a nivel local y nacional dejaba, además de un gran vacío entre los que le conocían, a medio terminar el montaje de una exposición con su amiga Lola Jiménez, su compañera de tertulia aquellos domingos por la tarde, como se recoge en los folletos de la exposición.
Hace unas semanas, su esposa Toñi Zapata y la propia Lola Jiménez quisieron consumar el deseo de Manuel, cuya afición por la pintura venía de largo. "Pintaba desde que era niño, aunque nunca tuvo a nadie que le guiara. Estuvo un año en la Escuela de Arte y Oficios, pero poco más, era más bien autodidacta", admite su mujer.
Todas estas creaciones, que comprenden eminentemente su última etapa, se pueden visitar hasta el próximo domingo en la Sala de Arte situada en la calle Asta número 1, una muestra titulada 'Un camino entre el arte y la amistad', que comprende trabajos del citado Manolo Muñoz y de la escultura Lola Jiménez. La exposición puede visitarse hasta el domingo de 11 a 14 horas y de 18.30 a 22.30 horas.
En total, entre pintura y escultura, encontramos unas cincuenta obras, y en lo que atañe a la pintura sobresale el concepto que muy bien define su autor en el folleto de la misma: 'Mi obra es un manifiesto ecologista y filosófico. Es mi forma de ser, sentir y pensar...'", advierte.
Manolo cumple así el deseo de exponer junto a su amiga Lola y de exhibir, en cada una de sus creaciones, ese estilo tan especial cuyos cielos fueron motivo de acercamiento a su obra por parte de otros artistas.
Manuel Muñoz era una persona bastante conocida en Jerez. Los que frecuentábamos ambientes relacionados con la cultura, estábamos acostumbrados a su presencia siempre alegre. Nos echó una gran mano en la exposición que Lola Jiménez realizó en la Sala ArteaDiario.
Precisamente con Lola, su gran amiga, su obra se expone en la calle Asta. La pintura de Manuel y la escultura de Lola, dos ejercicios artísticos llenos de pureza. A ambos les caracterizaba que eran espíritus puros; planteaban una obra personal no sujeta a normas ni a estrictos cánones. Hacían lo que querían y cómo querían y eso, en un universo artístico acomodado a claras posiciones adocenadas, no es moneda habitual. Ellos planteaban sus obras de forma abierta, sin cortapisas ni restricciones. Han hecho, él pintura, ella escultura y cerámica, manejando con soltura y sin imposiciones la materia. Manuel Muñoz desarrollando una obra de muy amplia estructura formal, utilizando todo tipo de materiales para suscribir una realidad pictórica basada en el expresionismo plástico, en la gestualidad, en el ejercicio poderoso. Lola Jiménez, por su parte, suscribiendo una particular figuración, dejando que la forma plástica imponga su fortaleza compositiva sobre la propia figura humana.
En esta muestra, los dos amigos vuelven a juntar su entusiasmo por el arte. Lo hacen como han sido ellos, desarrollando esa libertad de ideas que descubría a dos espíritus puros. El trabajo de ambos no puede encasillarse en estilos ni en escuelas. La pintura de uno y la escultura de otra manifiestan una realidad sin adscripciones. Bernardo Palomo
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