La trascendente personalidad de la nueva pintura
Ana Barriga es una artista nacida en Jerez cuyo nombre ocupa una amplísima parcela del mejor estamento creativo que hoy existe en España. Esto que podría parecer un alarde dialéctico con mucho de exageración del crítico actuante no es nada más que la constatación de la realidad. Por citar sólo algunos de sus últimos reconocimientos hay que decir que ha logrado recientemente el Premio de la Fundación FOCUS o el CICUS de la Universidad de Sevilla. Pero, además si ustedes quieren, miren los mejores catálogos de pintura que, actualmente, se editan en España; consulten los historiales de los grandes Certámenes que, todavía, existen en nuestro país; infórmense de cuantos acontecimientos tienen lugar en el universo artístico español; vean la relación de nombres que integran las más significativas colecciones o estén al tanto de los asuntos donde la pintura moderna sea un hecho; en todos los casos se encontrarán, sin duda alguna, con el nombre de Ana Barriga y con su espectacular obra llena de sentido y carácter. Y es que esta artista, todavía inmersa en una aplastante juventud, está escribiendo un capítulo de mucha trascendencia en el arte más inmediato y ha accedido a una realidad creativa de mucha expectación y sumo interés.
A Ana Barriga la hemos visto protagonizando una pintura muy personal; con un concepto estético que parte de una especie de pop muy particular lleno de registros extraídos del entorno, con elementos que forman parte de nuestro cotidiano existir, sobre todo, juguetes infantiles, muñecos e iconos que pierden su identidad para asumir una nueva dimensión. Para esta ocasión, la artista jerezana presenta en la galería marbellí una colección de 16 piezas realizadas utilizando ese lenguaje personalísimo en el que los esquemas representativos, muy bien estructurados desde una configuración ilustrativa determinante, se hacen realidad en unos espacios de exuberancia cromática con una amplia gama de pigmentos - pinturas de spray, óleos, rotuladores y esmaltes - que formalizan una realidad con sus sujetos sacados de contexto y llevados por unas rutas, que ella determina con decisión, para que planteen un desarrollo conceptual nuevo; incluso, con desenlaces inesperados, llevando a la representación a un estado intervenido, como si se quisiera realizar un proceso destructivo sobre la propia realidad física de la obra. De esta forma, Ana Barriga parece atentar contra su propia creación pintando encima, con spray, de la obra terminada.
La Galería Yusto Giner, una de las que más apuestan por los mejores autores andaluces, nos presenta la suprema potestad representativa de una pintura que lleva a la figuración a unos estamentos absolutamente distintos; haciendo que los elementos extraídos de lo real asuman una nueva dimensión y nos hagan participar de un contexto identificativo mediato y diferente a lo que la mirada describe.
Ana Barriga nos plantea con esta exposición el porqué de su posición como artista de trascendencia. Su obra dimana un especial sentido artístico; nos hace transitar por una figuración nueva en la que todo es posible; una pintura narradora de amplios estratos conceptuales y que abre las perspectivas de una pintura diferente, convincente y portadora de todos los valores de un arte nuevo que no deja indiferente.
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