"A veces digo que yo soy un buen cantaor de cuarto de baño"
Manuel Valencia. Dentista y cantaor
Este jerezano "purista" edita su primer disco a beneficio del comedor del Salvador
En su 'cuarto de cabales', Manuel Valencia cuenta la noticia. Y es que el próximo 19 de enero, a las 20,30 horas, presentará en González Byass su primer disco de flamenco, Toda una vida. Y no lo hace por eso de 'a la vejez viruela'. No. Lo hace por una buena causa, ya que todo lo recaudado de la venta de esta obra irá destinado al comedor del Salvador, y si encima lo hace a través de su mayor afición, el cante, pues mejor. Producido por Curro Carrasco, en el estudio de Luis Sánchez, el disco hace un repaso por la vida de este aficionado purista al flamenco a través de saetas, caracoles, siguirillas, fandangos, soleás por bulerías, serrana, bulerías, malagueñas... La cita será presentada por Pepe Marín.
-Usted es dentista y cantaor. ¿Qué es profesión y qué afición?
-Ser dentista es mi profesión, que llevo ejerciendo en Jerez 34 años. Y lo otro, pues la afición, que tengo desde pequeño porque mi padre era muy buen cantaor. Le encantaba Caracol, Terremoto, La Paquera... Mi padre, que se quedó sin madre a los 3 años, se crió prácticamente con mi primo Antonio Valencia Jaén, médico internista. Mi padre le enseñó a cantar, en una azotea de la calle Higueras. La verdad es que Antonio cantaba como los ángeles, con mucho predicamento entre los gitanos de Jerez, pero nunca grabó nada.
-¿Qué es lo que ha aprendido de estos buenos cantaores de la familia?
-Sí, aprendí con ellos dos y en los festejos familiares pues terminábamos los tres enzarzados en la cuestión. Terremoto estaba en casa de mi primo cada dos por tres.
-Pero esto se tiene o no se tiene.
-Ah, no. Esto de cantar o viene en los genes o no. Yo creo que lo tengo, o si no, por lo menos tengo oído. Creo que lo llevo, pero ojo, que soy un aficionado, un buen aficionado, pero ni soy Manuel Torre, ni Fernando Terremoto, ni Cristo que lo fundó. Yo hago lo que puedo y disfruto mucho. A veces digo que soy un buen cantaor de cuarto de baño y allí mismo me pongo a prueba.
-¿Y prefirió la profesión de médico antes que desarrollar su carrera como cantaor?
-Yo no le veía futuro a esta carrera. Es afición y punto. De oír mucho, tener muchos discos y así es como se aprende. Oyendo de los que saben.
-¿Se ha enfrentado a un escenario alguna vez?
-No, quizás en algún acto de los Belenistas o cuando me pilló por sorpresa en Sevilla, en el teatro Quintero, Diego Carrasco para cantar 'Los Campanilleros' estas Navidades y casi que me gustó estar ahí arriba. También caen mis cuatro o cinco saetitas en Semana Santa.
-Éste es su primer disco.
-Y no creo que haga más porque esto es un esfuerzo sobrehumano (risas). Yo al principio era reacio a sacarlo, pero mi gran amigo Juan Salido y mi hijo Manuel no pararon hasta conseguirlo. La idea surgió de mi hijo, que es un torbellino, un liante (risas).
-En el disco participan guitarristas como Antonio Higuero, Pepe del Morao, Curro Carrasco, Manuel Parrilla, Diego del Morao, las palmas y los jaleos de Bo, Maloko, Juan Grande... Oiga, para ser su primer trabajo, no se rodea usted de cualquier cosa.
-(Risas). No, no. En este caso la verdad es que los acompañantes no pueden ser mejores, ni mejores personas.
-Y si están con usted, también será por algo, ¿no?
-Bueno, algo tendrá el agua cuando la bendicen.
-¿De dónde proceden las canciones del disco?
-Del flamenco tradicional, de toda la vida. En las letras me ha ayudado mucho Alfredo Benítez, también una excelente persona. Toda una vida es un repaso a todo lo que he escuchado en mi vida, aunque pretendo vivir mucho más, ¿eh? (risas).
-¿Por qué ha elegido el comedor del Salvador?
-Porque mi suegro tenía una vinculación grande con las monjas. Él tenía almacenes de comestibles y las ayudaba mucho. Y yo, pues eso me llenó y como sé que la labor que ellas desarrollan es digna de admiración, pues esa es mi vinculación con el Salvador. El disco se podrá conseguir el día de la presentación y en las peñas y bodegas con visitas que quieran colaborar.
-¿Cómo ve el flamenco en la actualidad?
-Ha cambiado mucho y desgraciadamente, para mal. Y lo digo así porque yo soy purista. Hoy hay mistificaciones y realmente muchas cosas que no son flamenco, y de nuevos valores..., poquitos. Bueno, me encanta Jesús Méndez, Maloko Sordera. Son profesionales del cante y es algo que yo valoro mucho. Aquí hay que entrenar todos los días, cantar, escuchar, enriquecerse de los antiguos, que son los que sabían. Hoy sólo se quiere el pachangueo y la fusión y llevárselo calentito. El purismo se está perdiendo, aunque quedan Manuel Moneo, Agujetas, El Torta... A mí no me hables de Camarón y cosas de esas porque no quiero saber nada.
-Usted dice en el disco que decir "Suena a Jerez es el mejor halago que puede recibir un cantaor" .
-Aquí han venido todos los cantaores a chupar arte. Aquí han venido Caracol, Antonio Mairena, Camarón, Rancapino, Pitingo, Poveda..., pero es digno de alabanza porque ellos quieren buscar la manera de ver cómo se asemejan a Jerez. No es mirarse el ombligo, es que una guitarra de Jerez suena diferente.
-Pregunta obligada, ¿qué le parece que el flamenco sea Patrimonio de la Humanidad?
-Creo que este reconocimiento es de cara a la galería. El gitano cree que es patrimonio suyo, pero en la historia ha habido muchos payos y gachós que han cantado para comérselos. Ahí están Manuel Vallejo, Pericón de Cádiz... Pero es cierto que ellos, los gitanos, tienen un gen diferente porque sacan melodías y compás de donde no los hay.
-Y usted es gachó.
-Pero algo tengo de gitano de mis antepasados...
-Además de ser ésta una obra benéfica, en el plano personal, ¿qué significa para usted?
-Todos tenemos un poco de vanidad y la verdad es que estoy muy orgulloso. No soy Terremoto, pero ésta es una contribución de la que algunos dirán: "éste es gachó, pero lo hace realmente bien". Yo, lo que más valoro aquí es el cariño que me han demostrado todos los que han participado en este disco. Éste es sin duda, el mayor beneficio para mí.
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