La visita del Rey no logra el lleno en la Corrida del Bicentenario
La Plaza de Toros de El Puerto registró media entrada en una jornada marcada por las fuertes medidas de seguridad ante la presencia del monarca · Don Juan Carlos almorzó con Carlos Herrera antes de los toros
Siete en punto de la tarde. Con puntualidad británica Su Majestad el Rey hizo ayer su entrada en el Palco Real de la Plaza de Toros de El Puerto, donde se iba a celebrar la Corrida del Bicentenario, dentro de los actos conmemorativos organizados por el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812.
Pese a la expectación que se había creado en la ciudad con motivo de la visita real en los días previos, lo cierto es que el intenso calor y un cartel discreto hicieron que finalmente la plaza registrara apenas media entrada, con el público agrupado en los tendidos de sombra y apenas algunos grupos salpicando los tendidos de sol.
Don Juan Carlos llegaba en coche hasta la puerta de la Plaza de Toros, donde le esperaban el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, y el alcalde El Puerto, Enrique Moresco.
Ataviado con un traje de chaqueta azul, camisa rosa y corbata azul con motivos fucsia, Don Juan Carlos se paró antes de entrar en el coso y posó para los medios de comunicación, lo que casi le hizo perder el equilibrio al tratar de volverse en una de las ocasiones.
Era la segunda vez que el monarca presidía una corrida en el coso taurino portuense, ya que la primera vez fue en agosto del año 1998, cuando Su Majestad acudió a la ciudad para presidir e inaugurar el Palco Real de la Plaza de Toros.
Antes, el Rey había almorzado a las dos de la tarde en el restaurante Ca Antoñín, en la calle Misericordia, acompañado entre otros por el periodista Carlos Herrera y varios altos mandos del Ejército. A su llegada al establecimiento, a pie por la calle Luna rodeado de fuertes medidas de seguridad, un grupo de personas le esperaban, algunos coreando gritos a favor de la República que pronto fueron acallados con numerosos 'vivas' al Rey.
Don Juan Carlos presidió la corrida de toros desde el Palco Real que él mismo inauguró en 1998, acompañado por Miguel Arias Cañete, el alcalde de El Puerto, el presidente de la Diputación Provincial, José Loaiza y un representante de la Casa real.
En los palcos anexos se encontraban autoridades como el secretario de estado de Defensa, Pedro Argüelles; el almirante de la Flota, Santiago Bolíbar Piñero; el almirante de la Base de Rota, Juan Ruiz Casas; el subdelegado del Gobierno en la provincia de Cádiz, Javier de Torre; la delegada provincial de Educación, Cultura y Deportes, Cristina Saucedo (en representación de la Junta de Andalucía); la embajadora de Guatemala, Ana María Diéguez Arévalo; la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez; el coronel Fernando Caballero; el gerente del Consorcio para el Bicentenario, Pedro Flores; la asesora de la Subsecretaria del Ministerio de Economía y Hacienda, Mónica García; el concejal del Ayuntamiento de Cádiz para asuntos del Bicentenario, Juan José Ortiz; el edil gaditano Ignacio Romaní, la parlamentaria Mamen Pedemonte, el alcalde de Chiclana, Ernesto Marín; y Adrián Ferreras, el autor del cuadro que la ciudad de El Puerto entregó como regalo al monarca, entre otros.
La corrida de ayer estaba rodeada de circunstancias simbólicas desde el punto de vista histórico, como el hecho de que el cartel fuera como el de las corridas que se celebraban antiguamente en El Puerto, con un rejoneador y dos toreros a pie, siendo además francés uno de los espadas, en este caso Sebastián Castella.
A diferencia de lo que ocurrió en la corrida del primer centenario, la lidia de ayer sí contó con la presencia del monarca, ya que a la Corrida Regia en Conmemoración del Centenario de la Constitución y Sitio de Cádiz del 6 de octubre de 1912, programada como la única corrida oficial de las Fiestas del Centenario de las Cortes de Cádiz, no pudo asistir el Rey Alfonso XIII a causa de la muerte de la infanta María Teresa.
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