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Cree firmemente el autor que una de las funciones de la poesía, unida al fin social, es darle el mayor esplendor posible al idioma. "Sí, la palabra poética debe ser al menos dos cosas: vehículo de escándalo hermoso y piedra de amolar invenciones del hombre". Así se expresa, y no lo podía hacer de otra forma, el escritor jerezano, afincado en Madrid, Manuel Ríos Ruiz, que hoy, a las 20,30 horas, presenta en la Academia San Dionisio 'Libros de poemas' (Calambur), que reúne toda su creación poética.
Esta obra llega después de siete antologías poéticas publicadas y otros muchos libros más como el primero, 'La búsqueda' (1963), 'El Oboe' (1970) Premio Nacional de Literatura en 1972, 'Los Arriates', con el que logró el Premio Ciudad de Irún, en 1973... Y es que Manuel asegura que ya "era hora de publicar en uno solo los libros completos de poemas, porque además no tengo ningún título nuevo. El último fue en 1991, 'Juratorio', Premio José Hierro en ese mismo año. La verdad, no quería esperar más tiempo este momento".
Y no publica, dice, porque "no he sentido la necesidad de escribir algo vivencial, que tuviera conexión para conformar un libro. He escrito algo, pero circunstancial. Mis libros han surgido sucesivamente de distintos momentos de ánimo, vitales... Siempre guiado por las vivencias y por los motivos existenciales, de nostalgia, de gozo". "Hay que tener muy presente -añade- que el poeta debe incendiar su voz y arriesgar en las definiciones y en los conceptos".
Respecto a su lenguaje poético, le gusta dejar claro a Ríos Ruiz que es nato, "lo respiré entre los míos , en el campo, en mi barrio. Sus vocablos no son otros sino los que están bastante aburridos en el Diccionario de la Real Academia, más algún que otro localismo puro, y alguna otra palabra que preciso crear, de vez en cuando, para dibujar un color, un sentimiento, un sonido o una virguería del pensamiento"
Ya hacía tiempo que Ríos Ruiz no leía en su tierra. "Aunque yo viva fuera, parece que sigo habitando en Jerez. Anímicamente y espiritualmente estoy aquí. Es algo que llevo conmigo. Cuando llego parece que no me he ido nunca. En esta ciudad me siento en un ambiente propicio y agradable y pienso que habrá gente que me tendrá afecto".
Flamencólogo y autor de obras clave como 'Razón, vigilia y alegría de Manuel Torre', por la que le sería otorgado el Premio Nacional de Poesía Flamenca en 1977, el Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco (en colaboración José Blas Vega) de la Editorial Cinterco, Madrid, 1988, o 'Ayer y hoy del cante flamenco' (Istmo, Madrid 1997), apunta que el reconocimiento de este arte como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, "es un marchamo importante, pese a que ha llegado en un momento de crisis y quizás el auge que debería tener no sea posible por falta de recursos. De todas formas, en el flamenco hay un plantel de artistas comparable a cualquier época importante".
'Libros de poemas' tiene como objetivo que el lector "adquiera de una forma total cuál es la visión de lo que es para mí en realidad el mundo, en lo vivencial y en lo admirativo. Porque siempre he tenido la sensación de que la poesía es conciencia, pero conciencias decantada".
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