El legado navideño, a buen recaudo

Navidad | Teatro Villamarta

La Peña Buena Gente protagoniza la XX ‘zambomba’ de la Federación Local de Peñas, un montaje, que fue de más a menos, y que estuvo marcado por las excelentes voces de su elenco

Una imagen del paso de la Buena Gente por el Villamarta. / Vanesa Lobo
Fran Pereira

10 de diciembre 2018 - 05:00

Jerez/La vigésima ‘zambomba’ de la Federación Local de Peñas Flamencas de Jerez coincidía este año con la celebración de las cuatro décadas de vida de la Peña Buena Gente. Lleno a rebosar en el Teatro Villamarta para una cita ineludible en la Navidad jerezana, casi comparable al concierto de año nuevo existente en muchos países europeos.

La noche respondió a las expectativas, con un espectáculo musical, dirigido por José Gálvez y José María Castaño, donde los guiños a la tradición y a los grandes nombres de esta fiesta fueron constantes, o bien a través de letras alusivas a ellos (llámese El Mono, Fernando Terremoto, Antonio Gallardo, La Paquera o Parrilla de Jerez) o bien con villancicos expresamente dedicados.

José Gálvez eligió la estructura similar a la que años atrás había hecho con el montaje navideño que le Cristo de la Expiración, también en Villamarta, es decir, una primera parte en la que los villancicos clásicos se adueñaron de la escena y una segunda en la que fue dando paso a actuaciones individuales y a los artistas invitados.

A decir verdad, la primera parte estuvo perfecta, en parte gracias a un elenco artístico excelente, que combinaba voces femeninas y masculinas coordinadas y trabajadas, y en la que el toque personal del responsable musical se hizo latente (también en la guitarra con ese aire tan de Parrilla que supieron captar tanto José Carlos Pozo como Vicente Santiago). ‘Calle de San Francisco’, ‘Una Pandereta suena’, ‘Un pastor lleva una burra’, ‘Entré por la sacristía’ (con una variante tonal muy bonita) o ‘Los caminos se hicieron’ (con un toque solemne y místico casi rozando con la música sacra) sonaron a gloria por el Villamarta, donde el público disfrutaba con cada uno de ellos. Todo sumergido en un ambiente navideño en el que no faltó, por supuesto, la zambomba, protagonista y bien de la mano de Israel López, el almirez, manejado por Luismi Manteka, y el cántaro y la botella de anís, a cargo de Pedro Pérez. Ni siquiera elementos como la percusión, que no es del gusto de muchos, se salió del tiesto, con un Carlitos Merino marcando siempre la pauta.

A ello se añadió la recuperación del villancico ‘San Antón’, que Gálvez y Castaño han rescatado de aquel coro de la Buena Gente que lideraba el añorado Antonio Tonero Ávila ‘Zarambimbo’. El guitarrista lo ha arreglado sin perder la esencia de Jerez, todo un logro que debe servir de ejemplo para seguir con esta iniciativa, desempolvar nuestro legado histórico. Junto a él, el coro interpretó ‘La virgen y Santa Rita’, que Parrilla inmortalizara en ‘Así Canta nuestra tierra en Navidad’ y ‘Reyes Magos’, un villancico muy jerezano, propio además de aquellos inolvidables concursos que se hacían hace años y donde colegios y centros como Rumasa, Madre de Dios o El Cuco mostraban sus dotes con el alumnado.

La primera parte se cerró con otro original ‘Ya se van los quintos, mare’, donde el juego de voces resultó nuevamente conmovedor. De diez.

Una parodia impropia de este tipo de citas, protagonizada por el humorista Juanlu Matos, pero con la que parte del público, no obstante, se divirtió, dio paso (como ocurrió también antes del fin de fiesta) a la segunda parte, marcada por villancicos interpretados por los miembros del coro, o bien en forma de dúos o bien en forma de tríos. El ritmo del espectáculo decayó por momentos, aunque bien es cierto que el grado de emoción lo rompieron algunos, como el ‘Pobre peregrino’ que ejecutaron (con lo difícil que es este villancico...) Manuel de Cantarote y Manuel de la Fragua, la particular versión de ‘Los Campanilleros’, con las sobresalientes voces de Londro y Manuel Moneo Carrasco, o el ‘De oriente salen tres reyes’ que interpretaron Malena de Mateo y Rocío Tornero, con un bonito contrapunto de metales. Pero sin lugar a dudas, si hubo una aparición especialmente brillante, esa fue la protagonizada por Coral de los Reyes y Carmen Grilo. ‘Morenito’, el villancico de Antonio Gallardo, levantó más de un olé en el patio de butacas. Las tablas y el garbo de Coral y el desgarro de Carmen fueron de lo mejor de la noche.

El aporte de invitados tampoco falló. Macarena de Jerez fue un remolino en cada una de sus apariciones, con un villancico muy ‘Lola Flores’ y sobre todo por bulerías en el fin de fiesta, cantándose y bailándose como pocas. Igual de impactante fue Lela Soto, con esa garganta privilegiada. Su villancico, más acorde con los tiempos que corren, lo manejó a su antojo, pero cuando se acercó a la bulería con ese aire ‘Sordera’ fue arrebatadora. Jesús Méndez cumplió como siempre, si bien es verdad que el tema elegido para la ocasión fue una bala perdida, no conectó con el público, no por mala interpretación ni mucho menos, sino por el hecho de ser desconocido. Eso sí, se hizo notar y mucho, cantando por Jerez en el fin de fiesta. Y si hablamos de fiesta, hablamos de Juan de la Morena, puro soniquete, puro ingenio y puro arte. Juan, que brindó su actuación a Juanillorro (como también posteriormente lo hizo Jesús Méndez) puso el colofón a una noche muy completa, digna de un 40 aniversario.

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