Manuela Romero

Adiós a un verdadero xerecista sin apellidos

Libre directo

Azulino por los cuatro costados, el legado que deja no se puede ni se debe perder nunca...

31 de mayo 2017 - 02:10

Se fue. Ayer se apagó para siempre la luz que irradiaba un xerecista sin apellidos, la luz de un hombre entrañable que encontraba siempre la palabra justa para el momento adecuado. Con el fallecimiento de Sixto de la Calle el xerecismo pierde a uno de los más grandes de su historia, pues se queda sin un referente que deja un legado que no se puede ni se debe perder. Lejos quedan aquellas clases magistrales que, con una lucidez impropia de un señor de más de noventa años, impartía en cada entrevista o en cada comparecencia pública.

Azulino por los cuatro costados, nunca dejó de amar ni de creer en el sentimiento limpio por el que luchó desde 1947 y que intentó mantener vivo a partir de 2013 cuando dejó de confiar en la viabilidad de la sociedad anónima deportiva.

Tampoco se cansó de repetir eso de "tenemos el empeño de que el nuevo club crezca y se haga grande caminando por senderos de paz". Lástima que muchos ni hayan sabido seguir su camino ni hayan captado el significado de sus consejos. El destino separa ahora cada vez más dos líneas que deberían de haberse cruzado en su día pero que en estos momentos son paralelas y es tremendamente complicado que alguna vez se lleguen a tocar.

Don Sixto solía decir, como su amigo José María Pemán, que "el hombre sólo envejece cuando pierde las ilusiones". Las suyas siempre estaban intactas y pasaban por devolver al xerecismo a la elite para poder presumir de Jerez por todos los campos más importantes de España. El XDFC le nombró presidente de honor y ese lugar lo seguirá ocupando allá donde esté.

La ciudad y el xerecismo le deben tener siempre en su memoria y en su corazón. Desde la madrugada del martes, Nuestra Señora de Amor y Sacrificio, a la que profesaba una inmensa devoción, vela ya por él en un cielo más azul que nunca. DEP.

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