Alergia estacional

14 de marzo 2024 - 00:45

Es muy cierto que hay zonas de España que tienen su impronta. Por tradición y por carácter. Andalucía la que más. En días de nieve, ventisca y chimeneas por el norte, los andaluces ya estamos enfrascados en lo que se avecina, que no es sino empezar a salir a la calle con totems de jolgorios y fiestas por doquier. Por adelantar y preparar, ya estamos emulando a las mujeres y a los hombres del tiempo, prediciendo chubascos, nubarrones y días de sol por la cuenta que nos trae, y como normalmente nos gusta disfrutar a cielo abierto, resulta provechoso el deleitarse con porcentajes bajos de precipitaciones que no serán capaces de aguar ninguna fiesta.

Las temperaturas ya se acercan a los treinta y las mangas de camisas empiezan a ser las protagonistas en los saraos. Es cierto que los alérgicos estacionales están ya sintiendo en sus carnes los efectos de los pólenes de azahar y que los incensarios llenan de olores especiales la mayoría de templos de nuestra tierra pero el google maps o el waze andan que trinan por aquello de las calles cortadas, los itinerarios alternativos o las retenciones de colores en los móviles porque, quienes se apropian de las ciudades en estos días, son los módulos de las carreras oficiales y de las casetas de ferias y las vallas y tarimas que crean un escenario diferente durante la primavera andaluza que retoma una escenografía costumbrista que es ya una realidad en el escenario de nuestras ciudades porque demostramos con hechos que no por mucho modernizar dejamos de sentir las raíces.

La primavera trompetera abre las puertas, los palcos engrandecen callejuelas y los talleres de motos se frotan las manos engrasando bielas y cadenas para que todo esté a punto. Eso sí, tambien hay otros protagonistas: precios desorbitados por tomar una caña o un fino, anuncios picarescos para comerciar con palcos o alquileres exagerados en pisos y balcones de la Carrera. Genio y figura.

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