A rienda suelta
Francisco Reinoso
Putativo
Opinión
Un día aún no muy lejano, el compañero Ángel Revaliente escribió una columna bajo el título ‘Antonio Benítez “Cernícalo Mayor”, exponiendo la feliz idea de que, Antonio Benítez Manosalbas –cordobés de nacimiento- merecía ser distinguido con el honroso título de Hijo Adoptivo de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera, siendo total mi adhesión desde el primer momento, y continúa siéndolo por cuanto apuntaba el compañero en su escrito y por tantas y tantas cosas más, como yo quise aportar y que el espacio en Diario de Jerez no me lo pudo permitir en aquel momento y sobre el que hoy quiero incidir ya que cosas como ésta y otras muchas quedan archivadas al pasar sobre ellas el tiempo.
Mi vinculación a Antonio Benítez Manosalbas ha sido, desde hace aproximadamente medio siglo -y continúa siendo hoy cuando éste está próximo a cumplir noventa y un años-, pródiga en amistad-flamenca manifestada en trabajos comunes, algunos de los cuales, de manera abreviada -también hoy-, desearía recordar aquí y ahora: Certamen de Guitarra Flamenca, Pregón Flamenco de la Semana Santa de Jerez desde su primera edición en la Real Bodega de La Concha de González Byass y continuado más tarde en la sede social de la entidad flamenca -hasta hace bien poco tiempo en Sancho Vizcaíno-, Concurso de Saetas en la Calle desde el balcón central de la que ha sido Caja de Ahorros der Jerez, en estrecha colaboración con Radio Popular, las Noches de la Plazuela, los homenajes a los hermanos Méndez, al recordado Francisco Montero Galvache, los espectáculos-homenaje en torno a “Tío Borrico”, Fernando Terremoto, “Agujetas”, “Sordera”, “El Berza” y tantos otros, e incluso la redacción de las bases del anual Concurso Nacional del Cante por Peteneras, de Paterna de Rivera, que confeccionamos en Jerez. La lista es tan amplia, tan pródiga en acontecimientos flamencos vividos, junto a Antonio y al grupo de “locos” que con él han llevado a cabo una tan ingente labor de promoción, difusión, dignificación y permanencia del arte flamenco en sus variantes de cante, baile, toque de guitarra y palmas, no lo olvidemos, que su detallada exposición nos ocuparía un especio del que lamentablemente no disponemos. Quede aquí constancia de mi decidida y profunda adhesión a la petición del título de Hijo Adoptivo de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera para mi hermano en lo flamenco, Antonio Benítez Manosalbas , con quien en gratísima tertulia -como siempre-, pudimos charlar y tomarnos un par de copas de amontillado en el mediodía del pasado lunes, víspera de la festividad de San José.
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