El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Cumplir años refresca la memoria, propicia celebraciones, reencuentros y una oportunidad inmejorable para mirar por el retrovisor, o estimularse cogiendo renovado impulso, sin observar que ese paso del tiempo nos provoque complejos. Ni mucho menos, más bien al contrario. Así lo ponen de manifiesto las cuatro décadas que Diario de Jerez celebra este 2024, casi coincidentes con las que cumplirá también el emblemático Circuito de la ciudad andaluza en 2025. Benditos 40, bendita la iniciativa que hace cuarenta primaveras fomentó el nacimiento de un trazado pionero en el mundo del motor, y este prestigioso medio de comunicación que ha seguido al pie de la letra e imagen sus acelerados pasos. Cada cual contará a su modo cómo ambos han influido en su vida. Permítanme que yo aproveche también para contar mi peculiar caso.
Cuando acabé los estudios, comencé a trabajar en la oficina de Correos y Caja Postal de El Bosque, esperando a que llegase la ocasión de ejercitarme en la que era mi pasión: el periodismo. Un buen día, al terminar el reparto de correspondencia, subí junto a mi moto, una Derbi FDS de 49 c.c., al furgón de Correos que hacía la ruta de la Sierra de Cádiz y regresaba a la oficina central de Jerez. Viajé hacinado entre sacas de cartas y paquetes. Los compañeros de servicios postales se jugaron su puesto al permitirme hacer ese trayecto y apearme en la zona trasera del Circuito de Jerez, que linda con la carretera de Arcos, frente al Restaurante La Cueva. Allí dejé escondida mi pequeña motocicleta y me colé por debajo de las mallas hacia el interior del trazado. Cargado con mis cámaras fotográficas, fui reptando a duras penas por el interminable campo lleno de zarzas, evitando que los guardias de seguridad me viesen. Así llegué por fin a la tribuna principal de recta de meta, ubicada frente a los boxes. Allí estaba mi objetivo. Me habían informado de que el bicampeón mundial Sito Pons probaba en secreto las nuevas Honda 250 en el trazado jerezano. Yo quería ser el primero en sacar imágenes y analizar aquella moto. Logré las ansiadas fotos e inicié otra larga odisea de regreso a mi pueblo con el ciclomotor bajo la lluvia. Pero había conseguido el reto de que aquellas instantáneas apareciesen en ‘El Periódico del Guadalete’, que acababa de nacer (hice mis pinitos allí, teniendo a Diario de Jerez como referencia a seguir), y en la prestigiosa revista Solo Moto, que las difundió por el mundo entero. Fíjense por donde, el Circuito de Jerez me dio la oportunidad de realizar el sueño de mi vida y todo lo positivo que vino después.
Quién hubiera imaginado que en esas cuatro décadas que ahora se cumplen, el trazado andaluz me brindaría la ocasión de llegar a ser su Jefe de Prensa durante un lustro, o de haber alcanzado el puesto de Editor Jefe en el Diario Marca, pudiendo viajar así por todo el planeta para informar de los grandes premios, tanto de motociclismo como de Fórmula 1, entre otras peripecias, e incluso poder escribir como lo hago actualmente, ya retirado, en el Diario de Jerez. Eso es lo que humildemente llevo a gala, que no es poco. De hecho, coincido con la opinión de Carmelo Ezpeleta, máximo responsable del Mundial de MotoGP, al afirmar que “durante cuarenta años ininterrumpidos, este periódico ha contribuido enormemente a la proyección del Circuito de Jerez y del Campeonato del Mundo de Motociclismo”, palabras también refrendadas por la actual Alcaldesa jerezana, María José García Pelayo. No en vano, he de confesarles que en su día intenté fichar a quien ahora es su director, Dani Lamparero (relevo del gran Rafael Navas), junto a David Sánchez y Manuela Romero (sección ejemplar de Deportes, de la que también formó parte Willy Doña hasta su marcha a Cádiz), para incorporarlos a la plantilla de mi periódico en Madrid, pues ningún otro medio daba más y mejor información de todas las ciudades que tienen circuitos en el mundo. Sobre todo, ellos son parte importante de lo que considero familia, más allá de lo periodístico. Sólo imploro al presidente del Grupo Joly, editor de Diario de Jerez, que en esta compleja transición de la prensa de papel a internet cuide al máximo a este vital y modélico medio de comunicación, haciendo suya la tópica reclamación del célebre Candido Cannavò, que fuera director del diario italiano ‘La Gazzetta dello Sport’: “Lo hago lo mejor que puedo, dentro de lo mínimo que me dejan”.
Aquel poderoso influjo profesional que desde muy joven recibí de Jerez y su circuito, me llevó a viajar sin cesar durante décadas por los cinco continentes. Ahora, peinando canas, no suelo abandonar con frecuencia el pueblo de El Bosque en el que nací y resido, prefiero ver el exterior sin salir del hogar, mirar o leer con cierta distancia sobre la vida en otros países, dar paseos serenos en el paraíso donde habito. Llámenlo anacoreta, ‘hikikomori’ o aldeanismo tardío, como prefieran, no les faltará razón. De hecho, acertarían al calificar como anormal que yo escriba para Diario de Jerez y apenas visite su ciudad. No hay duda, lo mío tiene pecado. Es algo comparable con ese policía municipal que se jubila sin saber dónde está el Ayuntamiento. Pese a todo, en mi legítima defensa diré que procuro no perderme cada año el Gran Premio de MotoGP en el Circuito de Jerez. Así me lleno de argumentos para seguir juntando letras en Diario y, haciendo otra notable excepción, también he asistido este 2024 al reciente 40 aniversario del periódico en la maravillosa urbe que le da nombre. Era inexcusable.
Había motivos de sobra para abandonar mi refugio y, superando la agorafobia, puse tanto empeño, que opté por pasar toda la jornada de la celebración en esta histórica metrópoli jerezana, hospedaje incluido en Jerez Centro, frente a los Claustros de Santo Domingo, genuina sede para las cuatro décadas del Diario de Jerez. A tal efecto, caminé como nunca antes por las calles de la ciudad, llenas de encanto. Todo es especial, hay embrujo. En la barra exterior de un bar, llamó mi atención un grupo de jerezanos escuchando el chiste que contaba uno de ellos. Jamás me reí tanto en años: “Mamá, papá se ha tirado del balcón…Hijo mío, tan solo dije a tu padre que le puse los cuernos, no alas”… Opté por sentarme a tomar una tapa de melva y, para mayor alegría, vi a un señor mayor deleitándose con su copita de vino mientras ojeaba el Diario de Jerez (aún quedan tradiciones, qué alegría), concretamente la formidable viñeta de Miki y Duarte sobre los 40 años del periódico, simbolizados en la fachada de una taberna con caballo y moto en la puerta, mientras sus respectivos dueños disfrutan en el interior; el Diario en una mano y en otra el néctar de la tierra. Cuánto Arte.
Sin duda, tras esta experiencia inigualable, al margen de prodigarme por el Circuito, voy a venir más a esta bendita ciudad de los caballos (en el más amplio sentido de la palabra). Y a los lectores de su rotativo cuarentón, sólo me queda por transmitirles una frase antológica compuesta y cantada por Antonio Malena (mientras surcaba el cielo una cigüeña) para este 40 aniversario del periódico: “Con to lo que ma pasao, te voy a escribir una historia”... síganla leyendo en Diario de Jerez, va a entusiasmarles en los años que están por venir y para bien.
(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.
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