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Llegar a ser campeón de cualquier disciplina deportiva y en cualquier categoría implica sacrificio. Ser campeón del mundo o conseguir un oro olímpico requiere muchas más dosis de dicho sacrificio, de esfuerzo, de voluntad. Incluso realizando todo lo comentado anteriormente puedes perder, pero el espíritu de una persona de mentalidad ganadora suele llevarle a intentar la proeza, tras un fracaso, con más ahínco si cabe.
Es ese inconformismo ante la derrota la que durante siglos ha permitido a la especie humana avanzar en todos los campos y aspectos de la vida. También incurriendo en graves y tristes errores, que no son objeto de este artículo de opinión.
El gen de los titanes se caracteriza por esa inquebrantable capacidad de resiliencia. No sé si Nadal volverá a ganar, pero sabemos que está entrenando para conseguirlo; o Canales y sus tres operaciones de rodilla que fue capaz de superar, llegando a vestir la camiseta de la selección española con posterioridad a dicho calvario; o Carolina Marín, que tras superar una grave lesión ha vuelto a la élite del bádminton mundial. Así podríamos poner mil y un ejemplo de hombres y mujeres, auténticos titanes, que ante la adversidad han creído en ellos y han salido victoriosos.
Cuanto mayor es el reto, mayor es el esfuerzo y mayor es la recompensa. Uno de los mayores retos es luchar contra el cáncer, el esfuerzo es extremo y difícil de sobrellevar, pero la recompensa final es la vida. Todos conocemos más o menos de cerca a muchos titanes que han conseguido vencer está maldita prueba y otros que después de luchar como un titán, sucumbieron ante la adversidad.
Este lunes uno de esos titanes se encuentra en Saint Jean de Pied de Port para iniciar su personal camino a Santiago de Compostela. Durante más de 900 kilómetros, caminando una distancia media diaria en torno a los 42 kilómetros -vamos, una especie de maratón al día-, para gritarle a su enemigo que se ha topado con un titán. A esfuerzo, a sacrificio, a voluntad, le podrán igualar, pero no superar.
En cada zancada va ese espíritu de lucha. Con cada zancada le grita a la vida que tanto ama. Desde cada una de las zancadas, le pide a la naturaleza que tanto respeta y conoce que se una a la lucha. A mí me hubiera gustado que fuese más lento, pero cada cual recorre su camino como mejor considera. Él cual semidiós de la antigua Grecia, quiere caminar poderoso por los senderos que llevan a Compostela e, igual que nuestro camino vital, será este quien marque el devenir.
Todos sabemos que algún día el Titán más poderoso que existe, Cronos, acabará derrotándonos, pero hasta ese momento, me gustaría tener el espíritu de lucha de mi querido amigo. Ahora solo le puedo desear y decirle ¡Buen camino, peregrino!
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