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Álvaro Romero
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La Crestería
La preciosa imagen de la Virgen de la Estrella toma todo el protagonismo durante estos días dentro del calendario cofrade de la ciudad. En la entrevista que se publica en la edición de hoy, el hermano mayor de la corporación lasaliana, afirma, no sin razón, que en cierta forma todos somos de la Borriquita. Desde niños, cuando llegaba el Domingo de Ramos, siempre decíamos que íbamos a ir a ver a la Borriquita. Es el día de la ilusión y también el día de los más pequeños que de esta forma se iniciaban como ‘cofraditos’. No hay una visión más bonita que la mirada de un niño en la tarde del Domingo de Ramos al paso de Cristo Rey. El Hijo que ahora cede a su Madre toda la relevancia al ser coronada como Reina de los Cielos y Estrella de la mañana.
Hoy en la Crestería me quiero quedar con aquellos niños que nacieron en una generación que muchos no conocimos. Tienen nombre propio y se mueren de amor por su Virgen. Aquellos que acudieron a las Escuelas de la Doctrina Cristiana y que se formaron no solo como grandes profesionales, sino también como personas con valores.
Estos veteranos siempre me han comentado que a los niños de La Salle se los rifaban en las empresas jerezanas cuando Jerez era un motor industrial y no un parque temático como es ahora. Esos cofrades lasalianos todavía los tenemos presentes en la ciudad y tienen nombre y apellidos. Todos sabemos quiénes son. El domingo que viene, cuando vean a su Virgen coronada, derramarán una lágrima con la misma mirada e ilusión que ese niño que cada año busca para ver a la famosa y entrañable Borriquita.
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