Gracias, Melchor

22 de enero 2024 - 00:15

La polémica generada con el acertado discurso del Rey Melchor sigue -veinte días después- dando que hablar. La Navidad es una fiesta religiosa y al margen de que una Institución pública organice, ampare y costee los actos propios como la cabalgata y la adoración de los Reyes Magos, sigue siendo una fiesta religiosa. Que el Rey Melchor pidiera por aquellos niños que nunca van a conocer la cara de sus padres porque no llegarán a nacer, es de lo más normal además de bien traído en este Occidente avanzado que descarta sin pestañear, al más débil.

Pues nada, a los diez minutos, tormenta perfecta del buenismo colectivista, diverso, plural y correcto, que va dando lecciones de una falsa superioridad moral con desparpajo y descaro, sin complejos. Las palabras de Melchor fueron calificadas de bazofia antiabortista; no faltó el oportunismo de los que dijeron que se había pasado tres pueblos y se había jugado con la ilusión de los niños, o los que van a pedir al Pleno Municipal repruebe el discurso.

Cada uno es dueño de su indignación, faltaría más. Y casi agradezco esta reacción idiota -dicho sea con todos los respetos, me refiero a la reacción- porque da oportunidad a muchos -una vez más- de marcar posición -también- sin complejos.

Lo que es una bazofia es la aceptación social del aborto, que éste haya sido configurado como un derecho y que en vez de ayudar a la mujer que se ve abocada a este dislate, se proceda directamente al descarte de aquel que no puede hablar ni defenderse, tan merecedor de dignidad como usted o yo. El aborto consiste en eliminar una vida para solventar un problema que siempre es en comparación menor que el de la vida cercenada. El aborto como derecho es uno de los frentes en los que hay fajarse sin dudar para dar la batalla cultural, esa en la que tantos andan amodorrados. Gracias, Melchor.

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