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A RIENDA SUELTA
Jerez es una gran ciudad. No en vano hay cuatro capitales de provincia que están por debajo de ella tanto en dimensiones como en número de habitantes: Cádiz, Huelva, Almería y Jaén. Jerez es un caso realmente curioso. Pese a sus dimensiones (en una década estaremos casi en el cuarto de millón de habitantes) sigue teniendo ese encanto especial de los pueblos grandes. Resulta curioso que nada más conocer a alguien y entablar conversación seas capaz de establecer vínculos, nexos de unión. Es algo que me sigue gustando. El anonimato de las grandes ciudades me da miedo. Me repele. La vinculación a la tierra, al terruño, es esencial. Los suelos de Madrid no conocen a nadie. Los de Barcelona tampoco. Los de Jerez diríase que saben quién los pisa. Esta ciudad sabe ser grande, pero a su manera. Siempre hay un lugar para hablar con los amigos, pero ciertamente se hace complicado buscar lugares para esconderse de uno mismo. Es lo que tiene Jerez, que es una gran ciudad, pero a su manera.
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