El parqué
Álvaro Romero
Jornada de subidas
Bienteveo
La llegada de la Hermandad del Rocío de Jerez a la aldea; aguardada con expectación por los jerezanos que ya se encontraban aquí; de este sábado, mientras las calles por las que debería transitar, camino de la Ermita, especialmente Bellavista y Muñoz y Pabón, comenzaban a vivir ese singular ambiente festivo que la llegada de los romeros jerezanos despierta cada año por la numerosísima presencia de devotos jerezanos de la Blanca Paloma, en casi todas las casas de las mismas, aparte claro esta que en la que acoge nuestra Casa de Hermandad, donde desde la jornada del jueves el miembro de la junta encargado de tenerla abierta a los peregrinos que habían adelantado su presencia en ella, se afanaba en solucionar el problema de la campana que, al intentar tañerla, en la noche del miércoles, a la llegada de la Hermandad Matriz de Almonte, no pudo lograrlo al estar averiado sus sistema eléctrico.
Y como digo, llegó Jerez al Rocío y otra vez mas estalló la locura, rivalizando las peñas antiguas o de nuevo cuño, en recibirlo de la mejor manera posible, con sus cantes por sevillanas al paso del Simpecado de Jerez, alcanzándose sublimes momentos de emoción, de autentica fraternidad y de alegría, entre los que cabe destacar el paso ante la veterana peña “Manuel Valderas Sevilla”; al desembocar de Bellavista a Muñoz y Pabón, esa antigua y conocida entrada al núcleo primitivo de la aldea…
Sones de guitarra; que tienen ecos de las más puras esencias de Jerez; sevillanas y plegarias que nos hablan del compás y la solera que se entonan en honor del Simpecado de nuestra hermandad, que ya se han repetido hasta enronquecer las garganta, hablando de la carreta, de la grupa de mi jaca y de la guapa jineta y de ese Cerro del Trigo donde se atascan los mulos y empujan los peregrinos y es que por bulerías, ha entrado nuestro pueblo en la aldea, en la que Jerez buscaba la Gloria y ya se encuentra ante ella; donde la Pastora nos espera…
Encuentros de amigos y de hermanos, de gentes que ayer mismo se vio y de otras que a lo mejor no se han visto en meses o años, pero para los que el Rocío es todo un punto de encuentro; tras los que surgirán coplas, vítores y aplausos en unas calles a rebosar por las que casi es imposible caminar y en las que la caravana rociera jerezana aguardar el turno para efectuar su presentación ante la Señora, precedida por una espectacular caballería en la que destaca no solo la belleza de los caballos españoles, sino la belleza de los mujeres y la prestancia de nuestros jinetes y cerrando el cortejo, esas peculiares carretas que, desde hace cincuenta años, comenzaron a recorrer la distancia por el Coto, desde nuestra ciudad hasta el rocío, por el llamado camino de Sanlúcar.
Y es que Jerez, otro año más y casi van cien años, está ante la Virgen del Rocío…
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