Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
He de confesarles que mi única experiencia escribiendo en periódicos previa a este artículo han sido algunas esporádicas carta al director, siempre dedicadas a personajes del panorama político nacional que, estarán de acuerdo conmigo, poco o nada tienen que ver con nuestro querido Jerez y mucho menos cuentan con la simpatía, profesionalidad, e incluso arte, de todos aquellos jerezanos que, ya les adelanto, serán los protagonistas de esta nueva sección, 'Km 0'.
Les cuento. Como habrán visto, mi nombre es Antonio Manuel Porro y soy un jerezano en la diáspora Abogado en ejercicio y licenciado en Ciencias Políticas. Poco más puedo contarles, ya que en esta sección aparece hasta mi cara (silueta le dicen en el argot periodístico), por lo que no queda casi nada para el misterio.
A muchos les sorprenderá que me describa como un jerezano en la diáspora, pero éste es el nombre que nos hemos dado los hijos de la Plaza del Arenal que vivimos en la capital del Reino.
Esta denominación que quizás resulte un pelín ambiciosa por aquello de su inspiración bíblica (somos de Jerez), por supuesto no es mía. Es como desde hace más de 40 años se nos conoce a todos los jerezanos que por motivos principalmente profesionales, pero también familiares -matrimonio, hijos, etc- nos ha tocado cambiar de forma permanente el Guadalete por el Manzanares.
Pero los jerezanos en la diáspora somos gente rebelde. Y salvo extrañísimas excepciones, ninguno nos hemos dejado embriagar por el aire de la capital, ni nos hemos entregado a la magia de la Gran Vía o a la inmensidad de la Castellana. Nosotros preferimos, claramente con buen criterio, pasear por la calle Larga que por El Retiro. La copa de amontillado al vermú. La berza gitana al cocido madrileño. El Xerez al Atlético de Madrid. Las bulerías al chotis. Un concierto de la Macanita en el Villamarta a uno de los Rolling en el Calderón. Y paro ya, que me quedo sin espacio.
Siempre que las circunstancias lo permiten, y aquí tenemos que agradecerle a la ciudad de Madrid que no sólo te lo tolera sino que incluso te anima, ejercemos de jerezanos en la capital.
Porque cuando nos preguntan de dónde somos, todos respondemos sin dudar que "de Jerez". Porque tomar una copa de fino remontao en un bar de Madrid, de un color más pardo que el oso del madroño, sabe a gloria. Porque ver la cara maravillada de alguien que desconocía Jerez y ha probado contigo su primera copa de amontillado es realmente emocionante.
Y esta va a ser mi labor en esta joven sección de nuestro periódico más representativo: acercar Madrid a Jerez. Quiero que conozcan cómo los diasporeros ejercemos de jerezanos en la capital. Que conozcan a muchos paisanos nuestros que se han forjado un futuro profesional en Madrid, pero que nunca han olvidado su origen. Que estén al tanto de todos los acontecimientos que se celebran en Madrid y que sirven para que nuestra ciudad sea cada vez más y mejor conocida no sólo por los madrileños sino en toda España.
Este es el objetivo que compartimos tanto Diario de Jerez como yo. Para ello estoy a su plena disposición y no duden ni un segundo en escribirme (antoniomporro@hotmail.com) si creen que pueden aportar algo para que aparezca en esta página.
Estoy seguro de que todos, lectores y un servidor, disfrutaremos de esta nueva sección y descubriremos otro Jerez. Porque existe un Jerez más allá de Despeñaperros. Jerez no termina donde dicen los mapas. Jerez y el jerez son universales.
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