Jaime Sicilia
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Tribuna libre
Hace un año nos encontrábamos recluidos en nuestros domicilios en un momento de gran incertidumbre. Ha sido sin duda un año arduo, plagado de cambios y retos. La crisis sanitaria, económica y social surgida a raíz del Covid-19 nos ha puesto a prueba como individuos y como sociedad. Ha trastocado nuestros hábitos, acelerado cambios y alterado prioridades.
La movilidad urbana no ha sido ajena a estas transformaciones. Los cambios en las formas de trabajo y una creciente preocupación por la emergencia climática nos impulsan hacia la búsqueda de fórmulas más sostenibles que nos permitan vivir en ciudades más amables y respetuosas con el medio ambiente. Ciudades más cercanas en las que lo digital también juega un papel cada vez más importante.
Avanzamos hacia una movilidad de personas y mercancías basada en los principios de seguridad, sostenibilidad y digitalización. La movilidad se ha convertido en uno de los desafíos principales en la actualidad para las ciudades. Los vehículos de combustión privados perderán el protagonismo que han tenido hasta ahora, especialmente en los centros urbanos, dando paso a un nuevo escenario de movilidad múltiple y combinada.
En este sentido, las soluciones de micromovilidad se han convertido en una pieza fundamental para resolver los problemas de transporte. Para Jerez, contribuirán a reducir la excesiva motorización que sufre la ciudad y representan un elemento clave para los modelos de gestión urbana que se están planificando actualmente..
Son buenas noticias para la ciudad que se esté incrementando el número de patinetes y otros vehículos similares, ya sean privados o de uso compartido. Estos vehículos no contaminan, reducen el tráfico motorizado y mejoran la calidad del aire que respiran los jerezanos. Ahora bien, es necesario regular el fenómeno para garantizar la correcta convivencia con los peatones y otros vehículos y evitar que estos vehículos tengan un impacto negativo en la ciudad.
Los poderes públicos están abordando cada vez con más detalle esta nueva realidad. A nivel nacional, el Gobierno ha impulsado una serie de medidas que introducen modificaciones en la Ley de Tráfico. Estos cambios tienen como principal objetivo reducir el número de víctimas de accidentes de tráfico, pero también introducen por primera vez, normas y pautas de comportamiento para los usuarios de los Vehículos de Movilidad Personal (VMP), como bicicletas o patinetes eléctricos.
Se sientan así las bases para aportar cierto orden a un ámbito de la movilidad que, aunque novedoso, ya es una realidad. Aunque parezca menor, estos cambios son de gran calado ya que permiten incorporar estos dispositivos al código de la circulación y terminar así con una desregulación que no ha sido positiva ni para los ciudadanos ni para las Administraciones. Los patinetes y otros vehículos de movilidad personal no son juguetes, sino un medio de transporte más dentro del amplio abanico de posibilidades que las ciudades deben ofrecer a sus habitantes, así como un complemento ideal para la movilidad multimodal de pasajeros.
Estos avances generales se deben complementar con una regulación local que, por desgracia, a día de hoy es insuficiente en la mayoría de las ciudades. Esta situación genera conflictos entre los usuarios, peatones y otros vehículos; y dificulta la llegada ordenada de bicicletas y vehículos de movilidad personal compartidos. La falta de una normativa clara para los VMP favorece, además, la aparición de operadores irresponsables que actúan sin tener en cuenta los principios de seguridad y sostenibilidad del modelo, con la consecuente molestia para los ciudadanos. De ahí la importancia de incluir estas opciones en la legislación, para dotar a los ciudadanos de un abanico de opciones de movilidad "cero emisiones" dentro de un espacio urbano más sostenible y seguro.
El Ayuntamiento es muy consciente de esta necesidad de orden y ultima la nueva ordenanza municipal que regula, entre otras cuestiones, este tipo de vehículos. En los últimos días hemos conocido el documento de síntesis con las líneas generales de esta actuación donde se marca como objetivo reducir la dependencia del vehículo privado y mejorar la integración de las diferentes modalidades de transporte público y compartido. La conclusión es clara: hay demasiados vehículos privados porque el transporte público no es una alternativa real debido a sus problemas de eficacia. Para lograr que dejar el coche en casa sea atractivo para los jerezanos, el Ayuntamiento tiene la oportunidad de abrir paso a las nuevas formas de movilidad basada en los VMP y coordinarlos con su red de transporte público para conseguir el mejor rendimiento.
Existe un gran abanico de posibilidades para afrontar esta tarea y los operadores privados son indispensables para aportar unos conocimientos y una experiencia clave basada en lo aprendido en casos previos de modelos de gestión y ordenación ya probados. La colaboración público-privada es una herramienta fundamental de aprendizaje mutuo que enriquece el proceso normativo y, en última instancia, contribuye a un mejor servicio para los ciudadanos.
En resumen, en estos tiempos de crisis sanitaria y de emergencia climática, la movilidad de los ciudadanos deberá también transformarse, dejando atrás vehículos privados contaminantes y apostando definitivamente por nuevas soluciones que sean más sostenibles, menos contaminantes y, en la medida de lo posible, más económicos. Esta transformación deberá ser guiada por las autoridades públicas, sin perjuicio de que pueden y deben apoyarse en la sociedad civil para lograr un resultado más beneficioso para todos.
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