El parqué
Álvaro Romero
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La Crestería
La nueva agrupación parroquial del Señor de la Humildad de Barbadillo ha dado un paso adelante muy importante. Si para el cristiano vivir con Cristo y estar en el de manera de que todos seamos un mismo cuerpo es algo consustancial con la fe, estar con María es imprescindible. La Madre del Señor fue la que dio un “sí” rotundo para que el Hijo del Hombre se encarnara en Ella. No la adoramos, sino que la veneramos y, sobre todo, la pedimos que interceda por nosotros ante el Padre y el Hijo.
María, Madre de Dios, es esa bendita herramienta que nos hace cavar en la tierra buena para sacar los frutos apetecibles a Dios. Ella nos ayuda, nos acompaña y nos cubre con su manto.
Es por ello por lo que estos hermanos de Barbadillo están de enhorabuena. Su Virgen del Rocío en sus Misterios Dolorosos ya estará siempre acompañándolos y velando por todos ellos. Un paso tan importante que quedará ya para siempre en la historia de la reciente corporación del jerezano barrio de Barbadillo, Albadalejo y el Olivar de Rivero que también ya pueden acudir a su Reina. Una obra que es un acierto porque viene a aportar algo nuevo dentro del catálogo de imágenes de dolorosas que tenemos para la Semana Santa jerezana en las hermandades y cofradías actuales.
A quienes pertenecemos a una corporación en la que la Madre aún nos falta, los miramos con cierta sana envidia. Todo llegará y también tendremos a Nuestra Bendita Madre en aquellas corporaciones a las que le falta algo. Mientras todo esto ocurre, pongamos la mirada en esa Madre bella cargada de dolor que ya habita entre los cofrades de Barbadillo.
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