Maldito diciembre

Sí, otra vez diciembre. 2013, 2015 y ahora 2017. El Torta, Agujetas y Manuel Moneo. Diciembre ha enmudecido a La Plazuela que se queda huérfana de cante y de jerarquía. Porque por encima de todo Manuel Moneo era jerarquía, y con él se va una forma de entender el cante distinta a todas. Se va una escuela de transmisión oral, atávica y anárquica. La vida fue cruel con él en los últimos años. Su hermano, pero sobre todo su nieto Manuel. Aún resuena en mi cabeza aquella seguiriya hecha en Casa Patas con su hijo Barullo tras la muerte de su nieto Manuel. La viva imagen del sufrimiento, de la pena, la seguiriya en toda su extensión.

Por eso, aquel día que presentó su último disco, a la postre su trabajo póstumo, de negro luto y con tratando de maquillar su profundo dolor interior, el Bronce de La Plazuela, como bien le definió Castaño en su libro, dijo: "Nos ha dado un poquito de ánimo". Era un pequeño paréntesis en un tiempo duro y difícil que intentaba superar sin demostrar debilidad, como patriarca que era.

Manuel era para escucharlo a tu lado, sólo así se podría comprender a quién tenías enfrente. De él me encantaba todo ese refranero popular que manejaba. "El que tiene el duro es el que lo cambia", me dijo en alguna que otra entrevista, igual que frase tan usual en sus conversaciones y que ilustró alguna de nuestras charlas. "Harina con boniato, dónde quieres que te ponga el plato".

Así era Moneo, un cantaor grande y una persona cercana, casi como uno de esos abuelitos que te cuentan batallas. Era culé y de Messi, "ese tiene duende", decía; de Agujetas, de Mairena o del cuarto de cabales. Porque él había tenido el honor de escuchar a aquellos grandes nombres de su Plazuela, a la que defendía a capa y espada, y podía presumir de ello. Con su muerte se nos va todo aquel legado, toda aquella vivencia de una época pasada de la que no se tienen documentos sonoros, todas aquellas fiestas en el Volapié.... Con él, Jerez pierde a otro pilar. ¡Qué poco nos va quedando! Descansa en Paz, amigo Manuel.