Opinión
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El pasado 18 de septiembre entre palmeras y palmeros se inauguró otro "monumento mediocre". Sí, el Ayuntamiento de la vecina Guadalcacín se suma a la corriente minimalista que impera en Jerez desde hace ya demasiados años, con un monolito que conmemora el 70 aniversario de la llegada de sus primeros pobladores.
Cuando se proyecta un monolito en honor de una persona o hecho histórico, creo que debe estar a la altura de dicho homenaje, si no ¿para qué poner nada? En este caso, el resultado dista mucho de cualquier idea con cierta dignidad por esos primeros colonos (aunque su apariencia se trate de defender como si estuviera basada en los que instalaba el Instituto Nacional de Colonización).
Volviendo al nuevo monolito, vamos a describirlo de forma objetiva: Es un elemento vertical de color blanco con forma de misil que mira al cielo, ubicado sobre un césped achicharrado por el sol, en un área indeterminada dentro de un parque, y a la mitad más o menos, tiene una placa grapada con un texto chiquitito que explica por qué lo han puesto.
Subjetivamente, me gustaría añadir que le auguro unos bajos en tonalidades marrones cuando los perros hagan de las suyas… porque claro, en medio de un parque y sin una barrera de protección, no me quiero imaginar cómo estará dentro de varios meses si no le dan una capa de pintura blanca a la semana.
Pienso que la llegada de las 21 primeras familias a Guadalcacín hace setenta años se merece algo mejor que lo que han hecho. Hay muy buenos escultores en la provincia para hacer un monolito en condiciones, con calidad artística, una buena estética, basado en formas anteriores y en un emplazamiento adecuado. En definitiva, que de gusto mirarlo, que las personas se sientan orgullosas al verlo.
Para mí, este monolito es un nuevo suspenso, que empobrece más que aporta. ¡Qué pena que no se apueste por la calidad! Cada día me convenzo más de que no hay formación, ni gusto, en quienes encargan este tipo de trabajos para la ciudadanía, con la responsabilidad que esto conlleva… es lo que nos toca vivir. Y de su presupuesto, mejor no saber nada.
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