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Tribuna Económica
El pasado miércoles el Observatorio Económico de Andalucía organizó una sesión para analizar las perspectivas económicas para este año. Los economistas que intervinieron expusieron sus conclusiones sobre la posible deriva económica abordando diferentes ámbitos territoriales. Nos centramos aquí sólo en algunas de ellas, y especialmente a las relativas a Andalucía.
La situación regional viene enmarcada por un proceso de desaceleración de la actividad económica a nivel mundial, que posiblemente no llegue a recesión, pero puede mantenerse en el tiempo. Las tasas de crecimiento serán débiles: el FMI cifra el crecimiento de la economía mundial para el año que viene en un 2,9%, nueve décimas por debajo que la media del periodo 2000-2019. Además, las revisiones que se van realizando se hacen a la baja.
Para Europa, también se espera una desaceleración económica. El índice PMI viene cayendo en todos los países, especialmente en Alemania. La inflación persiste, aunque de forma más moderada. Los altos niveles de empleo mantienen la actividad, pero favorecen el consumo y, por tanto, a la inflación Los aumentos de salarios son ahora la máxima preocupación para el BCE, que se debatirá entre intensificar la lucha contra la inflación o no perjudicar más a la actividad económica, en un contexto además en el que la política fiscal que se viene desplegando nada ayuda.
En cuanto a España, seguirá en esa línea. De momento, está resistiendo mejor, y terminará 2023 con un crecimiento del 2,3%, superior a muchos países europeos, pero nos enfrentamos a un final de año en el que podemos acercarnos a la contracción. El perfil de crecimiento está cambiando, a la baja para el sector exterior, la construcción y el consumo. Los altos tipos de interés afectan cada vez más y los sectores que han ido salvando el crecimiento, como el turismo, los servicios a empresas o las exportaciones, no van a poder seguir al mismo ritmo. Los datos que reflejan los diferentes informes de coyuntura empresarial reflejan esta tendencia descendente desde 2022, que se acentúa en 2023.
Andalucía seguirá los pasos de España, pero con algunas diferencias. La sequía va a impactar especialmente en nuestra región, y su incidencia en el sector agrario y en la industria alimentaria va a restar crecimiento a la economía andaluza. En el sector turístico, a la caída del turismo nacional desde mayo se le unirá el descenso del internacional. Andalucía terminará 2023 con un crecimiento del 1,8%, algunas décimas menores que en España. Por destacar algo positivo, en Andalucía hay motivos para cierto optimismo por el crecimiento de áreas, como servicios de ingeniería y de información y comunicaciones, que al cambiar la estructura productiva e incrementar la digitalización de le economía impulsan el crecimiento de calidad a largo plazo.
Por último, se destacó cómo el conflicto territorial está afectando de forma negativa a reducir la brecha que Andalucía tiene con España: se prioriza la inversión pública en Cataluña, cuando Andalucía tiene más territorio, más población y una economía menos fuerte, estando esta política interterritorial diseñada para corregir los desequilibrios territoriales. No parece que esto vaya a mejorar, dado el panorama.
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