José Manuel Moreno Arana

La Pasión olvidada (XXI)

Desde la ciudad olvidada

22 de marzo 2022 - 18:14

HASTA el año 2003 este crucificado permaneció apartado de miradas curiosas y del culto público. Muy pocos sabían de su existencia. Fue entonces cuando Miguel Ángel Mariscal y Pablo Pomar dan a conocer esta histórica imagen, ubicada en el oratorio de las Esclavas del Sagrado Corazón, en dependencias anexas a la iglesia de la Santísima Trinidad. Con agudeza, plantearon su identificación con la talla de este tema iconográfico que se sabía que el escultor sevillano Cristóbal Pérez contrató en 1683 para los frailes trinitarios jerezanos, moradores del primitivo cenobio. Con bastante seguridad estábamos, además, ante el mismo Cristo de tamaño natural que presidió la antigua sacristía. Concebido, por ello, con cierto sentido decorativo con el objetivo de servir de remate a la cajonería de ese espacio, posee un acabado algo sumario, sin entrar en grandes pormenores anatómicos. La atención se centra en la cabeza, inclinada hacia un lado. Los ojos y la boca entreabiertos inciden en la dramática expresión. El pelo y la barba están tratados con la síntesis habitual del taller y círculo de Pedro Roldán, imaginero con el que su autor mantuvo contactos documentados.

Cristóbal Pérez, artífice en Sevilla del Cristo de la Mortaja y del misterio de la Macarena que hoy, casualmente, conserva la hermandad de la Yedra, también hizo en 1679 un grupo procesional para Jerez, el desaparecido de la Resurrección de la cofradía de la Humildad y Paciencia, radicada en la propia Trinidad. Convento y hermandad fueron partícipes, de hecho, de una historia compartida en la que Pérez es uno más de los nexos en común.

Esta y otras muchas cuestiones sobre la iglesia de la Trinidad y sobre la Humildad y Paciencia están recogidas en un nuevo libro que presento el próximo martes 29 de marzo, a las 20.30, en el mismo templo, acto al que quedan invitados.

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