Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
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La proliferación de plantas fotovoltaicas y eólicas, así como de las infraestructuras asociadas a estas, de forma no planificada en el término municipal de Jerez hace que los sindicatos temamos la repercusión negativa que, sobre el empleo, la calidad de vida de la población y la economía local, pueden tener estas explotaciones.
Un modelo basado en la implantación de macroplantas pertenecientes, principalmente, a multinacionales y fondos de inversión extranjeros, a veces con clara intención especulativa, sumado a la falta de planificación por parte de las administraciones y sin que estas evalúen el impacto que produce la acumulación de tantos proyectos en el territorio nos produce una gran preocupación sobre las consecuencias que esto va a tener, en un futuro inmediato, en el término de Jerez.
La eliminación de miles de hectáreas de suelos agrícolas fértiles, el impacto negativo que sobre el turismo tendrá la degradación de nuestros paisajes, la repercusión de esa degradación sobre los habitantes de la zona, la devaluación de los espacios colindantes, son algunos de los efectos adversos que se van a producir.
En muchas ocasiones se practican expropiaciones forzosas, haciendo un uso abusivo de la declaración de utilidad pública. Es frecuente también que se llegue a acuerdos con grandes propietarios que no dudan en alquilar sus tierras, aunque eso suponga la pérdida de miles de jornales. Si además tenemos en cuenta que no existe una industria local de fabricación de placas, ni de sus componentes y que no generan empleo permanente, puesto que el control de estas plantas está totalmente automatizado (solo se necesita mano de obra en la fase de instalación, pero en muchas ocasiones las empresas contratan a trabajadores de otros países) parece evidente que los beneficios para la economía local serán escasos.
En poco tiempo veremos la campiña salpicada de grandes polígonos industriales de producción de electricidad, muchos en manos de empresas extranjeras que van a obtener unos beneficios extraordinarios, sin apenas tributar en nuestra tierra, que van a seguir teniendo la llave para fijar el precio de la electricidad que pagamos todos, que van a ocupar una superficie del término municipal enorme. Y todo esto sin contar con los intereses y opiniones de la población local, que apenas tiene información de lo que está ocurriendo.
Nos tememos que se produzca una situación de ‘colonialismo’ (puesto que se van a entregar terrenos agrícolas que han producido alimentos durante siglos, han generado empleo local que ha permitido fijar población y han dado al paisaje de nuestra campiña una singularidad que forma parte de nuestras raíces culturales y etnográficas más auténticas y singulares) permitido por las autoridades político-administrativas y aprovechado por especuladores sin escrúpulos (los fondos de inversión que financian a empresas extranjeras) que van a enriquecerse sin dejar beneficios en el territorio.
Por supuesto que los sindicatos sin duda estamos comprometidos con la descarbonización y la lucha contra la emergencia climática y estamos convencidos de que para ello es necesario desarrollar la generación de energías renovables pero de forma ordenada, contando con los agentes sociales implicados, teniendo una repercusión social positiva, que en la medida de lo posible se genere cerca del lugar donde se va a consumir y que deje beneficios en la zona.
Creemos que es importante dar prioridad a la ubicación de placas solares sobre tejados de polígonos industriales, edificios públicos, aparcamientos de supermercados, centros comerciales, hospitales o cualquier otro espacio donde sea posible y genere el menor impacto. De la misma forma habría que priorizar su ubicación sobre terrenos degradados donde no produzcan impacto ambiental y no impidan el cultivo de tierras fértiles.
Las administraciones tienen que fomentar el desarrollo de comunidades energéticas, tienen que facilitar al ciudadano la ubicación de paneles fotovoltaicos en sus edificios, tienen que asesorar a cualquiera, ya sea particular o empresa, para que pueda beneficiarse de estos sistemas de producción eliminando las trabas hasta ahora existentes. Solo así se conseguirá socializar los beneficios de estas tecnologías, minimizando el impacto, creando empleo y riqueza y repercutiendo positivamente sobre la calidad de vida de los jerezanos.
Por todo ello, los sindicatos firmantes exigimos a las administraciones que adopten las medidas necesarias para evitar que la llegada, tanto tiempo deseada, de las energías renovables acabe perpetuando el oligopolio de las grandes compañías. No se puede perder la oportunidad de hacer una transición energética verdaderamente justa y democrática.
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