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Dentro de la batería de medidas económicas que se han puesto en marcha para convertir a Rusia en una "isla" se encuentra la suspensión de determinados bancos rusos del mecanismo financiero Swift. Así lo anunciaron el pasado sábado el presidente Joe Biden y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La suscriben además otros países, como Reino Unido, Japón o Canadá. Este miércoles se comunicó la lista. En total son siete, aunque entre ellos sólo está uno de los más importantes. El impacto destructivo que puede tener sobre el sistema financiero de Rusia se ha comparado al lanzamiento de un arma nuclear. El problema es que las radiaciones tóxicas que produce conllevan graves daños de vuelta.
Swift, acrónimo de Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, es una sociedad belga, propiedad de 3.500 instituciones financieras. La supervisan los bancos centrales de EEUU, el Reino Unido, Canadá, Japón, Suiza, Suecia y el BCE. Es como un Gmail o servicio de SMS que funciona ininterrumpidamente, y mediante el que se administran de forma segura las transacciones (42 millones diarias) que llevan a cabo los bancos de todo el planeta (11 000 entidades de 204 países). Resulta esencial para las finanzas globales.
Así, los bancos excluidos no podrán aceptar fondos ni realizar pagos con el exterior, dificultándose las exportaciones e importaciones desde y hacia Rusia. Rusia buscará medios alternativos. Puede que intensifique el sistema SPFS, que puso en marcha cuando lo de Crimea, pero sólo unas 400 entidades lo utilizan. Puede aprovechar el lanzado por China en 2015 (CIPS), aunque también es muy limitado. Y puede utilizar criptomonedas. De hecho, Paolo Gentiloni, comisario de la UE, afirma que se ha incrementado su uso, lo que "podría ser una forma de eludir las represalias tomadas contra Rusia". Las plataformas se han comprometido a respetar las sanciones, pero se niegan a una prohibición general, alegando que dañaría a los ciudadanos rusos y porque sería contrario a su ideología libertaria.
El golpe para Rusia será importante. Cuando se planteó excluir a Rusia del Swift al anexionarse Crimea, el exministro ruso de finanzas, Alexei Kudrin, cuantificó que significaría una reducción del PIB ruso de un 5%. Irán, al que sí se le aplicó esta medida desde 2012 a 2016, perdió el 30% del comercio exterior. Abordar está exclusión al 100% afectaría de forma grave al resto de países, especialmente a los europeos. Por eso, de momento, no se han eliminado a dos de los tres principales bancos, Sberbank y Gazprombank, porque a través de ellos se paga a Rusia la factura energética.
Pero, además, hay consecuencias más allá del efecto boomerang: la fractura permanente del sistema financiero global actual. Aunque acabe el conflicto, ni Rusia ni China van a volver al punto de partida. Librarse de la dependencia del sistema Swift será para ellos prioritario y urgente. Les ayudará, como venimos años advirtiendo, utilizar países intermedios, el yuan digital (la moneda digital soberana china), las criptomonedas y las stable coins en dólares. El papel preponderante que tiene el dólar se erosionará, el poder de occidente se socavará y China será la gran vencedora.
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