Pepe Marín

Adiós Antoñín, gran amigo, adiós

Opinión

Querido amigo Antonio, nuestro Cristo de la Expiración no te ha permitido llegar al mes de julio para que pudieras así celebrar tu 92 cumpleaños; te quería para Él. Deseabas poder reunirte para celebrar la efeméride con los tuyos y con los pocos amigos que nos van quedando, rememorando una vez más tu historia desde el día en que viniste al mundo allá en Cordobita la llana desde donde pasaste a Málaga para vivir frente al Teatro Cervantes -donde acaba de celebrarse el anual Festival de Cine- y del que una vez y otra me hablaste a través del teléfono. Últimamente, con ciertas dificultades oratorias por tu parte y auditivas por la mía. Finalmente, aterrizaste en Jerez –como yo- y, tras lo mucho y bueno que aquí has sembrado, no has logrado ser reconocido como Hijo Adoptivo de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera que habíamos reclamado Ángel Revaliente y yo sin obtener ningún tipo de respuesta; quizá el sistema planteado para dicha concepción no fuera el más oportuno. En éste capítulo yo he alcanzado un sobresaliente desde 2014. Pero no te apenes amigo, aun cuando en las paredes de tu casa no cuelgue un documento que confirme dicha distinción –para mí es un gran honor-, tú has alcanzado el Premio del Cariño y la Amistad que cuantos te hemos conocido y tratado, te entregamos sin paliativos.

Mi muy querido amigo Antonio Benítez Manosalbas, Antoñín, el domingo día 30 no pude acudir al Tanatorio para despedirte, pero en la iglesia de Las Viñas te tuvimos presente –Milagros y yo- en la misa de doce. Al Tanatorio acudí –en compañía de Angelita Gómez-, en la tarde del sábado 29 para abrazar a tu esposa, Ángeles, a tu hija, a tus hijos, a tus nietos y a cuantos han conformado contigo esa gran familia que habrá de añorarte, como tus amigos, mientras vivamos. Allí tuve ocasión de saludar también a algún cernícalo y, a recordar algunas de las decenas de ocasiones en que charlamos y colaboramos como centro de nuestro empeño común en la difusión y dignificación del arte flamenco, del que tú has sido abanderado, no sólo desde la creación de la peña de tus amores –y de tus disgustos- también en la colaboración con otros centros, ayuntamientos, entidades varias y con los artistas que han pasado por la Estancia Barrera o la calle Sancho Vizcaíno e incluso, propiciando el que algunos de ellos pudieran intervenir dentro de España y fuera de ella, como Francia.

No pretendo explayarme narrando una a una las realidades que has llevado a cabo desde que un día –y posiblemente mucho antes-, allá por el Retiro capitanearas el nacimiento de Los Cernícalos. Yo me arrejunté con vosotros –Desiderio, Joaquín, Pepe- precisamente en la Estancia Barrera y desde entonces hasta el último momento tuyo, hemos permanecido en contacto con tantos y tantos encuentros… concurso de Saetas en la Calle –mano a mano con Radio Popular- en principio y durante varias ediciones desde el balcón central de la entonces Caja de Ahorros de Jerez. Recuerdo a Luis Valle que tanto nos ayudó como miembro de la entidad crediticia, el famoso Concurso de Guitarra, del que tantos hoy figuras salieron, y las más diversas convocatorias de cante dentro y fuera de Jerez, pregones flamencos, exaltativos, semanasanteros, oraciones poéticas –cariñoso recuerdo para Paco Fernández del Castillo-, homenajes –otro emocionado recuerdo para Francisco Montero Galvache-, con Pilar Paz Pasamar, Antonio Murciano… espectáculos homenaje a los hermanos Méndez, “Tío Borrico”, “Agujetas”, “Sordera”, “Terremoto”, “El Berza” y otros.

Lo expuesto es solo un reflejo de lo mucho y bueno que has hecho por y para la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera, una ciudad de ésta nuestra Andalucía que, si no nos ha parido ni a ti ni a mí, nos ha amamantado como una auténtica y amorosa madre. Un abrazo, Antoñín, hermano.

stats