Ahora el miedo

Se habla mucho de rearme, lo llamen como quieran a ese gasto peligroso e inútil en el mejor de los casos. Nos toman por tontos. La industria militar, especialmente la de Estados Unido y los plutócratas del mundo, por los que Trump pone la cara, se frotan las manos

Dijo Bertolt Brecht: “Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de los hombres”. Por si las dudas, no paran de meternos miedo. Ahora es el “kit” de supervivencia. Los supermercados hacen su agosto y nosotros, cuando asumimos la necesidad del “kit”, aceptamos la necesidad del rearme.

Hay más temas. Muchos lobistas y algunos tertulianos que hacen de voceros, quieren resucitar la energía nuclear. En España prorrogando la vida de las obsoletas centrales nucleares. Hablan de sus supuestas ventajas, pero olvidan que también supone dependencia tecnológica. Y olvidan Harrisburg, Chernóbil, Fukushima…

Y ya el colmo. Dicen que, como planean algunos países europeos, hay que recuperar la mili. Volver a la fiel infantería y al ardor guerrero. Aunque los soldados de leva serían hoy, cuando las guerras son con drones y misiles, mera carne de cañón. En el fondo se quiere que la juventud aprenda a obedecer sin preguntar (eso es la disciplina militar). Hay que domesticar a la juventud. Yo – que hice la mili– comprobé que unos pocos, más listos, lo que aprendían era a escaquearse. Los demás, nada.

Otra de Brecht, que dijo cuando terminó la segunda guerra mundial: “Señores, no estén tan contentos con la derrota de Hitler. Porque si bien el mundo se ha puesto de pie y ha detenido al bastardo, la puta que lo parió está de nuevo en celo”. Nuevos bastardos han nacido. Que no nos impongan el miedo y el silencio.