El parqué
Jaime Sicilia
Siguen las caídas
En 1977 el PSOE ganó las primeras elecciones en Andalucía, 36,7% y 27 diputados. El 4 de Diciembre millones de personas clamaron por una “Autonomía de primera” en igualdad con las nacionalidades históricas para superar el atraso y subdesarrollo. Y el 28-F de 1980 la ganamos en el referéndum del art. 151 de la Constitución, a pesar del Gobierno Suárez, UCD y AP.
En 1982 el primer Gobierno andaluz y su presidente Rafael Escuredo se hicieron cargo de aquella Andalucía que describió en 1972 el escritor y periodista Antonio Burgos, en su Andalucía, ¿ Tercer Mundo?. Y hasta 2018, siendo por las urnas el gran partido de los andaluces, gobernamos nuestra tierra para hacerla más justa, próspera y moderna que la de 1982.
Si en el quinquenio 2019-2023 la Junta recibió 31.434 millones más con Sánchez que entre 2014-2018 con Rajoy, ¿de qué se queja Moreno Bonilla con miles de esos millones malgastados en regalos fiscales a los ricos y en contratas a empresas, privatizando servicios públicos? Y si, contando la Junta con más dinero que nunca, Andalucía es hoy la última en PIB per cápita; la primera en pobreza relativa; por debajo de la media en gasto social; y su PIB crece menos que el de España, ¿de qué presume Moreno Bonilla tras seis años de presidente?
Aun así, el PP logró en las elecciones andaluzas de 2022 mayoría absoluta con 19 puntos, 700.000 votos y 28 diputados más que el PSOE. Tras esta derrota, el que fue estandarte del socialismo español sumó otras tres en dos años. Un ciclo completo tan inédito que incluso el actual secretario general reconoció ante la prensa el pasado 5 de septiembre: “No se han cumplido los objetivos que me propuse”.
Este ciclo tan negativo, especialmente en las andaluzas, empezó en diciembre de 2018 pues, aun siendo primera fuerza y con la misma candidatura, el PSOE de Andalucía tuvo 400.000 votos y 14 diputados menos que en las anteriores de 2015: el muy moderado Moreno Bonilla no dudó un segundo en llegar a la Presidencia de la Junta gracias a Vox. Así las cosas, sobran diatribas inútiles en torno a quién, y en qué medida, atribuir responsabilidades por los peores resultados del socialismo andaluz en cuatro décadas.
Lo que corresponde ahora, antes de caer en el absurdo continuismo de un presente que ni recuerda ni espera, es apostar por un nuevo rumbo y una nueva dirección del PSOE de Andalucía que, sobre la base de una militancia reactivada y participativa en un partido fuerte, levante las expectativas de la mayoría social progresista, que nos está esperando.
Y en el Congreso Federal vamos a apoyar a Pedro Sánchez por su coraje, determinación, y por sus políticas progresistas que están beneficiando a muchos millones de españoles. Y por haber mantenido, contra viento y marea y contra todo pronóstico, la Presidencia del Gobierno con casi 4 puntos y 900.000 votos más que en 2019.
El socialismo democrático andaluz volverá a ser, si se lo propone y se une en torno a un nuevo proyecto para la Andalucía del siglo XXI, la casa común de la izquierda y el gran partido de los andaluces.
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