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Quizás la contundencia que tiene la Magna Mariana -desgraciadamente, para casi todos, incluidos la mayoría de los dirigentes de las Hermandades, con más entidad turística y económica que espiritual- ha eclipsado otras actividades acontecidas alrededor de la misma. Entre estas quiero referirme a la exposición ‘Vestida eres de gracia’, con un interés inmenso por su novedad, su particularidad y su propio sentido artístico. Se trataba de mostrar sayas de imágenes realizadas con vestidos de toreros.
La muestra ha tenido importancia porque ha permitido comprobar, de forma muy cercana, enseres de las hermandades que, habitualmente, pasan desapercibidos a la inmensa mayoría. Las sayas, lógicamente, con muy variado planteamiento estético, posibilitaban, el conocimiento de una historia íntima que, gracias a la exposición, ha podido ser conocida por todos.
Detrás de tan serio proyecto ha estado el ingente trabajo de Elena y María José Aguilar, quienes, además de recopilar las propias obras, han realizado un minucioso estudio de las mismas, han buceado en sus particulares historias, han sacado a la luz los nombres de los toreros donantes, el recorrido de los vestidos antes de llegar a las hermandades, los nombres de los que hicieron posible que tales históricas prendas llegaran hasta las plantas de la imágenes que, ahora, las visten. Un estudio pormenorizado que, próximamente, verá la luz en una publicación que servirá de absoluta referencia.
La muestra, con una gran cantidad de visitantes, ha contado, asimismo, con otro aspecto tremendamente importante: una serie de trajes que algunos toreros han donado y que forman parte del patrimonio interno de las hermandades, quizás, para que, en un futuro, sean los elementos conformadores de nuevas sayas. Exposición muy importante, sabiamente concebida y acertadamente llevada a cabo que cumple los objetivos de toda muestra artística: rigor, importancia, interés, sapiencia y entidad en lo expuesto.
Una exposición para gozar, para deleitarse con la suma ejecución de unas artes suntuarias que pasan desapercibidas en el contexto de un patrimonio artístico que. Ahora, se ha puesto en su más espectacular valor. Afortunado trabajo que hay que valorar en toda su mayor dimensión. Una muestra para aprender.
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