Opinión
Carlos Navarro Antolín
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Tribuna libre
Corem El 22 de diciembre de 2016 el Papa Francisco aprobó el decreto de Beatificación de 109 mártires claretianos, víctimas de la persecución religiosa que hubo en nuestro país durante la guerra civil española. Uno de esos religiosos era Jerezano. El hoy Beato José Ignacio Gordon de la Serna. Posteriormente, tras la beatificación del 21 de octubre de 2017 en Barcelona, se aprobó la inclusión de los beatos miembros de la Congregación de Misioneros Claretianos, en el calendario de los santos, para que sea celebrado el día 1 de febrero.
Por eso, y de aquí en adelante, cada 1º de febrero estará dedicado a honrar conjuntamente la memoria de los 184 miembros de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María que murieron durante la persecución contra la Iglesia en España (1936-1939), y en México (1927).
El pasado día 1. por tanto, se recordó una vez más la memoria de nuestro beato jerezano. Su testimonio de fe y de perdón siempre ha sido un referente y un estímulo de coherencia misionera. Una persona que se dió a los demás desde que "vió" la vocación religiosa. El recuerdo de sus últimas palabras dirigidas a sus asesinos resumen perfectamente la vocación de este joven sacerdote: " os perdonamos de todo corazón".
Su legado debe ser una gran oportunidad para la reconciliación y sin duda la ciudad de Jerez, y su Ayuntamiento, deben tenerlos en cuenta. Su devoción y ejemplo, más allá de la religión, son más que necesarios en nuestro día. En una sociedad líquida como la actual, en la que en no pocas ocasiones, prevalece lo individual sobre lo colectivo, el beneficio personal sobre el compromiso, y lo volátil sobre lo que prevalece, su figura y su testimonio de vida muestran la capacidad de un hombre que supo darse a los demás, aún a riesgo de poner en peligro su vida. Como finalmente así sucedió.
Por eso, desde los estamentos de la administración se debería homenajear a un ciudadano de Jeréz que puede y debe servir como ejemplo para toda una ciudad,y de estímulo para fomentar la generosidad y el olvido de sí mismo en beneficio de la sociedad en su conjunto.
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