Catedral de Jerez: Abierta al público, cerrada

La semana pasada visité la Catedral de Jerez. Como ya comenté en otra ocasión, aplaudo la iniciativa de abrirla a los visitantes, pienso que es una medida necesaria para promover el turismo cultural y dar a conocer nuestro patrimonio. Sin embargo, encontré algunos aspectos que deberían mejorarse.

Un problema notable es la falta de accesibilidad en parte de la exposición. Para quienes acudimos con carritos de bebé o personas con movilidad reducida, resulta muy complicado acceder a la zona posterior que rodea el patio. Incorporar rampas no solo facilita el acceso, sino que también haría la experiencia más inclusiva.

Otro punto preocupante es el mal estado de conservación en el que se encuentran algunos de sus retablos. Retablos con una historia material muy particular, que deberían ser motivo de orgullo por su valor histórico, pero que hoy, parecen estar al borde del colapso. Por ejemplo, el retablo del Cristo de la Viga, de Agustín de Medina y Flores, muestra claros signos de deterioro: telas deshechas, pérdida de policromía, falta de ornamentos… Otros retablos tienen el soporte muy deteriorado, piezas desprendidas, maderas rotas y dorados casi inexistentes. Este abandono resulta lamentable en un edificio que cobra entrada por su visita.

Entiendo que el mantenimiento de un monumento de estas dimensiones implica un esfuerzo económico considerable, pero también es una responsabilidad que no puede ignorarse. Urge una intervención que abarque tanto la restauración de los elementos dañados como la implementación de mejoras de accesibilidad.

Por ello, hago un llamado a las autoridades, a las instituciones culturales y a la ciudadanía en general: la Catedral de Jerez es parte esencial de nuestra cultura y descuidar su interior es como dar la espalda a nuestra propia historia.