Chin pum cofrade

La Crestería

Esto se acabó. Pero tranquilos que entre una Semana Santa y otra nos quedará un buen chorreo de procesiones anuales por las calles para matar el gusanillo. Todo esto sin contar con las extraordinarias.

Hoy es Domingo de Resurrección y saldrá la hermandad del Resucitado. Y también una mini magna como consecuencia de las hermandades que quedaron regadas en algún templo de la ciudad y sobre todo en la Catedral donde a punto se estuvo de poner el letrero de ‘parking completo’. Traslados que serán el último suspiro este año de 2025 que ha estado caracterizado por las jornadas de lluvias inesperadas y retrasos generalizados.

Se salvaron las jornadas del Domingo de Ramos, Jueves Santo, Madrugada y Viernes Santo. El Sábado Santo todo hace indicar que también. Ha sido la Semana Santa de la vuelta de los claveles a muchos pasos tanto de misterio como de palio, lo cual se agradece. Sobre todo yo, que soy un acreditado rancio. La Semana Santa de un señor de negro en cada esquina de los pasos dando voces y dos frente al paso también supuestamente mandando. La Semana Santa de los sustos por la amenaza del cielo y de los repertorios con marchas desconocidas. Los diputados de banda parece que han debido de aprobar unas oposiciones para la abogacía del Estado, pero en materia de marchas irreconocibles. La Semana Santa de las túnicas bordadas en muchos cristos. Afortunadamente. Y con todo el esplendor y realeza de Cristo representado en las potencias.

Ha sido en líneas generales una Semana Santa muy provechosa y de gran nivel. Con mucha gente en las calles. Parece que la llamada del turismo para ver una Semana Santa distinta está funcionando. Yo personalmente tuve que orientar a varios visitantes, lo cual fue complicado porque a ver cómo le explicabas a un foráneo la razón por la que el Cristo de la Expiración lleva una cruz de plata. No es necesario erigirla de interés turístico internacional. Háganme el favor de no seguir por ese sendero que nos la cargamos como otras cosas se han ido al traste en esta ciudad.

En definitiva, siempre me pregunto lo mismo: ¿Alguien hubiera imaginado el Viernes de Dolores una Semana Mayor como la vivida? Siempre se ha dicho que cada uno vive y siente su propia Semana Santa. Por eso las hay tantas como cofrades existen. Existe la Semana Santa que cada uno experimenta en su imaginario particular y la que sentimos colectivamente. Pero ya ni tan siquiera en los asuntos generales es predecible.

Hemos visto a la guapa del Calvario camino de su capilla mientras escuchamos el chin pum. Nos deleitamos con esa maravillosa trasera de las Antúnez y, ahí, todo concluyó. Así se puso el fin hasta el año 2026 donde volverán otros días santos que serán inolvidables, pero también impredecibles. Porque estas cosas, queramos o no, las lleva Dios. A su manera.

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